“Desde hace un tiempo intento leer en los ensayos de algunos escritores argentinos las formas que toman las autofiguraciones subjetivas y de descubrir (imaginar o inventar) los momentos o lugares dentro de esos procesos en los que, llevado más allá de sí mismo por impulsos secretos –llamémoslos pasiones, llamémoslos deseos–, el que ensaya se olvida o se desvía del curso previsto por las estrategias de autofiguración y entredice perfiles que complican o enrarecen la consistencia moral de las imágenes en las que busca reconocerse a través del reconocimiento de los Otros. Espero o persigo la emergencia de esos desdoblamientos imprevistos, la aparición de un sujeto del ensayo diferente, a veces discordante, de la subjetividad del ensayista, porque en ellos se manifiesta, con más fuerza que en un rasgo de estilo o un gesto de argumentación idiosincrásico, la voluntad de ensayar una enunciación del saber en nombre propio. Se podría decir, ironizando, que juego al psicoanálisis de algunas figuraciones intelectuales o literarias, sobre todo porque si no se ha establecido una cierta transferencia con el autor (entendido, en principio, pero no exclusivamente, como aquello en lo que alguien se convirtió por obra de la escritura), estos ejercicios de lectura se vuelven imposibles. Lo que llamo transferencia tiene que ver con la fuerza con la que me impulsan a escribir, aunque no siempre me identifique con ellos, aunque pueda llegar a encarnizarme al criticarlos, los modos en los que algunos ensayistas se exponen cuando buscan articular sus experiencias subjetivas como lectores con los saberes sobre la literatura.” Desde este ángulo de interpelación, Alberto Giordano vuelve a los modos del ensayo del único modo, o del modo más eficaz, en que puede tener lugar esta vuelta: con ética y pulsión de ensayista. Esto es, dándole continuidad a la indagación, afirmándose en esa insistencia, desde luego, pero también interrogándose sobre sí –sobre su objeto y sobre la justeza de su escritura-, experimentando el fracaso, reabriendo la lectura...

Modos del ensayo - Alberto Giordano

$14.225
Modos del ensayo - Alberto Giordano $14.225

“Desde hace un tiempo intento leer en los ensayos de algunos escritores argentinos las formas que toman las autofiguraciones subjetivas y de descubrir (imaginar o inventar) los momentos o lugares dentro de esos procesos en los que, llevado más allá de sí mismo por impulsos secretos –llamémoslos pasiones, llamémoslos deseos–, el que ensaya se olvida o se desvía del curso previsto por las estrategias de autofiguración y entredice perfiles que complican o enrarecen la consistencia moral de las imágenes en las que busca reconocerse a través del reconocimiento de los Otros. Espero o persigo la emergencia de esos desdoblamientos imprevistos, la aparición de un sujeto del ensayo diferente, a veces discordante, de la subjetividad del ensayista, porque en ellos se manifiesta, con más fuerza que en un rasgo de estilo o un gesto de argumentación idiosincrásico, la voluntad de ensayar una enunciación del saber en nombre propio. Se podría decir, ironizando, que juego al psicoanálisis de algunas figuraciones intelectuales o literarias, sobre todo porque si no se ha establecido una cierta transferencia con el autor (entendido, en principio, pero no exclusivamente, como aquello en lo que alguien se convirtió por obra de la escritura), estos ejercicios de lectura se vuelven imposibles. Lo que llamo transferencia tiene que ver con la fuerza con la que me impulsan a escribir, aunque no siempre me identifique con ellos, aunque pueda llegar a encarnizarme al criticarlos, los modos en los que algunos ensayistas se exponen cuando buscan articular sus experiencias subjetivas como lectores con los saberes sobre la literatura.” Desde este ángulo de interpelación, Alberto Giordano vuelve a los modos del ensayo del único modo, o del modo más eficaz, en que puede tener lugar esta vuelta: con ética y pulsión de ensayista. Esto es, dándole continuidad a la indagación, afirmándose en esa insistencia, desde luego, pero también interrogándose sobre sí –sobre su objeto y sobre la justeza de su escritura-, experimentando el fracaso, reabriendo la lectura...