Mi guerra de España, diario de guerra de Mika Etchebehere, primer mujer al mando un grupo de milicianianos del ejército republicano.

“Ya es la noche del 18 de julio. Los diarios lanzan tiradas especiales hechas todas de títulos.

En caracteres inmensos, el Gobierno asegura que es dueño de la situación, que los facciosos no tardarán en rendirse.

Y la palabra orden, orden, orden… sale una y mil veces de la ancha boca de los altavoces.

Esta noche madrileña es tan azul, tan alta y combada como la noche de ayer, pero es una noche nueva, es una noche adolescente y madura a la vez, es la noche del 18 de julio de 1936.

Las palabras siguen a las palabras. De todas las puertas caen discursos. La gente se para y escucha un instante.

Luego se encoge de hombros y se mete en la muchedumbre en busca de lo que necesita: saber dónde se puede conseguir un arma. Los diarios, la elocuencia de los funcionarios… Ya no es hora de papel, sino de plomo.

¿Dónde dan armas? ¿Quién tiene armas? ¿Las dará por fin el Gobierno? ¿Las obtendrán los sindicatos, los partidos obreros? ”

Mi guerra de España - Mika Etchebehere

$32.000
Mi guerra de España - Mika Etchebehere $32.000

Mi guerra de España, diario de guerra de Mika Etchebehere, primer mujer al mando un grupo de milicianianos del ejército republicano.

“Ya es la noche del 18 de julio. Los diarios lanzan tiradas especiales hechas todas de títulos.

En caracteres inmensos, el Gobierno asegura que es dueño de la situación, que los facciosos no tardarán en rendirse.

Y la palabra orden, orden, orden… sale una y mil veces de la ancha boca de los altavoces.

Esta noche madrileña es tan azul, tan alta y combada como la noche de ayer, pero es una noche nueva, es una noche adolescente y madura a la vez, es la noche del 18 de julio de 1936.

Las palabras siguen a las palabras. De todas las puertas caen discursos. La gente se para y escucha un instante.

Luego se encoge de hombros y se mete en la muchedumbre en busca de lo que necesita: saber dónde se puede conseguir un arma. Los diarios, la elocuencia de los funcionarios… Ya no es hora de papel, sino de plomo.

¿Dónde dan armas? ¿Quién tiene armas? ¿Las dará por fin el Gobierno? ¿Las obtendrán los sindicatos, los partidos obreros? ”