Este no es el típico libro de cocina. No tiene recetas, es verdad. Tampoco listas de ingredientes. Pero a través de los relatos de Rodo Reich llegamos a un lugar más grande, más cabal y completo acerca de lo que comemos. Memorias que son personales y también de todos. Historias que nos confirman que la comida siempre excede una lista de ingredientes y un puñado de instrucciones, - Paulina Cocina

Rodo Reich, querido e incisivo periodista gastronómico, escritor y, fundamentalmente, un tipo apasionado por la comida, imaginó este libro como un menú tradicional que podríamos encontrar en un bodegón o en un restaurante argentino. El pan y la manteca, los alcauciles, el vino, los ravioles, la carne, el café, el flan. No se necesita nada más para detonar nuestros sentidos gustativos, y Menú del día hace eso, recorre platos típicos, de aquellos que que están clavados en la memoria sensorial de todos nosotros, y va enlazando la historia de la gastronomía con sus propios recuerdos, que son los que fundan el amor e incluso el rechazo por la comida. Pero esta explosión en la boca no es siempre idealizada: Reich es también un entrañable antihéroe que sabe muy bien que en una autobiografía culinaria siempre hay luces y sombras, sabores agridulces, banquetes fastuosos y alguna cosita para picar.

Menú del día - Rodo Reich

$16.000
Menú del día - Rodo Reich $16.000

Este no es el típico libro de cocina. No tiene recetas, es verdad. Tampoco listas de ingredientes. Pero a través de los relatos de Rodo Reich llegamos a un lugar más grande, más cabal y completo acerca de lo que comemos. Memorias que son personales y también de todos. Historias que nos confirman que la comida siempre excede una lista de ingredientes y un puñado de instrucciones, - Paulina Cocina

Rodo Reich, querido e incisivo periodista gastronómico, escritor y, fundamentalmente, un tipo apasionado por la comida, imaginó este libro como un menú tradicional que podríamos encontrar en un bodegón o en un restaurante argentino. El pan y la manteca, los alcauciles, el vino, los ravioles, la carne, el café, el flan. No se necesita nada más para detonar nuestros sentidos gustativos, y Menú del día hace eso, recorre platos típicos, de aquellos que que están clavados en la memoria sensorial de todos nosotros, y va enlazando la historia de la gastronomía con sus propios recuerdos, que son los que fundan el amor e incluso el rechazo por la comida. Pero esta explosión en la boca no es siempre idealizada: Reich es también un entrañable antihéroe que sabe muy bien que en una autobiografía culinaria siempre hay luces y sombras, sabores agridulces, banquetes fastuosos y alguna cosita para picar.