Manoel de Barros es uno de los poetas más queridos y leídos en lengua portuguesa. Las tres obras que integran este volumen se publicaron originalmente por separado. La idea inicial del autor era escribir sobre las distintas etapas de su vida. En 2003 publicó La infancia, en 2006, La segunda infancia y, en 2008, la última parte, La tercera infancia. Al llegar a este último, se dio cuenta de que, para él, escribir memorias era interesante solo en la medida en que ellas lo llevaran de vuelta a la infancia, real e imaginaria. En la búsqueda de esa mirada de niño construyó su voz inconfundible. En ella, el habla popular se mezcla con el arte innovador, singular. La aparente dificultad de ciertas palabras está revestida, paradójicamente, de una simplicidad extrema. “Niños desescriben la lengua. Rompen las gramáticas”, afirma Manoel de Barros. Él juega con las palabras como si estuviera aprendiendo a usar el idioma, lo que da vida a una poética fresca y vívida. A través de pequeñas anécdotas e historias se recuperan, como perlas cinceladas, la poética y la ética de una vida entera: las infancias del autor.

Memorias inventadas - Manoel de Barros

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Manoel de Barros es uno de los poetas más queridos y leídos en lengua portuguesa. Las tres obras que integran este volumen se publicaron originalmente por separado. La idea inicial del autor era escribir sobre las distintas etapas de su vida. En 2003 publicó La infancia, en 2006, La segunda infancia y, en 2008, la última parte, La tercera infancia. Al llegar a este último, se dio cuenta de que, para él, escribir memorias era interesante solo en la medida en que ellas lo llevaran de vuelta a la infancia, real e imaginaria. En la búsqueda de esa mirada de niño construyó su voz inconfundible. En ella, el habla popular se mezcla con el arte innovador, singular. La aparente dificultad de ciertas palabras está revestida, paradójicamente, de una simplicidad extrema. “Niños desescriben la lengua. Rompen las gramáticas”, afirma Manoel de Barros. Él juega con las palabras como si estuviera aprendiendo a usar el idioma, lo que da vida a una poética fresca y vívida. A través de pequeñas anécdotas e historias se recuperan, como perlas cinceladas, la poética y la ética de una vida entera: las infancias del autor.