En estas memorias, Agustina Palacio narra la persecución, detención y destierro a El Bracho de su esposo, José María Libarona, por órdenes del caudillo santiagueño Felipe Ibarra, tras la revuelta política ocurrida contra este último en 1840. La angustia frente al exilio injusto, al que ella decide acompañarlo, tiñe todo el relato otorgándole una gran densidad dramática: El Bracho es el último puesto fronterizo ubicado en la frontera del Gran Chaco, zona inhóspita, y hostil por la avanzada de los indios.

Prologada por Marta Palacio, escritora y académica de la Universidad de Córdoba, descendiente de una rama paterna de Agustina, la edición que ofrecemos en la Colección Las Antiguas, es la primera que restituye la autoría del libro a la propia Agustina Palacio, habiendo sido ésta adjudicada históricamente, por error, al viajero-escritor francés Benjamin Poucel.

Dice Marta Palacio en el prólogo de nuestra edición: "Con sus memorias Agustina establece fehacientemente su rol de testigo de los sufrimientos y muerte injusta de su amado Libarona, a la vez que se inviste como lúcida sobreviviente de un infortunio político y una tragedia amorosa al que el destino la arroja inesperadamente, en el que se torna por propia voluntad protagonista y sujeto"

Memorias de Agustina Palacio - Agustina Palacio

$16.500
Memorias de Agustina Palacio - Agustina Palacio $16.500

En estas memorias, Agustina Palacio narra la persecución, detención y destierro a El Bracho de su esposo, José María Libarona, por órdenes del caudillo santiagueño Felipe Ibarra, tras la revuelta política ocurrida contra este último en 1840. La angustia frente al exilio injusto, al que ella decide acompañarlo, tiñe todo el relato otorgándole una gran densidad dramática: El Bracho es el último puesto fronterizo ubicado en la frontera del Gran Chaco, zona inhóspita, y hostil por la avanzada de los indios.

Prologada por Marta Palacio, escritora y académica de la Universidad de Córdoba, descendiente de una rama paterna de Agustina, la edición que ofrecemos en la Colección Las Antiguas, es la primera que restituye la autoría del libro a la propia Agustina Palacio, habiendo sido ésta adjudicada históricamente, por error, al viajero-escritor francés Benjamin Poucel.

Dice Marta Palacio en el prólogo de nuestra edición: "Con sus memorias Agustina establece fehacientemente su rol de testigo de los sufrimientos y muerte injusta de su amado Libarona, a la vez que se inviste como lúcida sobreviviente de un infortunio político y una tragedia amorosa al que el destino la arroja inesperadamente, en el que se torna por propia voluntad protagonista y sujeto"