¿Es dialéctico el método de Marx?

«El método de la economía política», apenas un puñado de páginas contenidas en la famosa Einleitung [introducción] de 1857, es quizá el fragmento de la obra marxiana más controvertido. Tiene algo de especial, porque cuando sale a la luz (publicado muy imperfectamente por Kautsky en 1903), los marxistas –comenzando por Engels– ya habían decidido muchas cosas respecto a la cuestión del método de Marx y, en general, sobre su supuesta filosofía. Y no digamos ya cuando el texto se publica, ya en una versión aceptable, en la edición moscovita de 1939-1941. Para entonces, la escolástica marxista era ya un corpus absolutamente blindado. 

El método de Marx se había instituido ya que era el método dialéctico. Ya no se trataba, pues, de saber lo que decía Marx en este inesperado texto, sino de que Marx tenía que decir lo que decía el marxismo; aunque fuera con calzador, sus palabras tenían que encajar con los postulados del materialismo dialéctico y del materialismo histórico. Pero el problema es que el texto no se dejaba acoplar tan fácilmente. Marx no decía lo que tenía que decir. Aunque, por supuesto, no se perdió la esperanza de lograrlo, introduciendo todo tipo de distorsiones y de piruetas hermenéuticas. 

En Marx 1857 proponemos, pues, una lectura más serena, alejada de las tormentas políticas de antaño. Y ocurre que no, que, a la luz de este texto, Marx no sólo no asume el método dialéctico sino que, precisamente, rompe con él.

Marx 1857 - Carlos Fernández Liria

$33.500
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¿Es dialéctico el método de Marx?

«El método de la economía política», apenas un puñado de páginas contenidas en la famosa Einleitung [introducción] de 1857, es quizá el fragmento de la obra marxiana más controvertido. Tiene algo de especial, porque cuando sale a la luz (publicado muy imperfectamente por Kautsky en 1903), los marxistas –comenzando por Engels– ya habían decidido muchas cosas respecto a la cuestión del método de Marx y, en general, sobre su supuesta filosofía. Y no digamos ya cuando el texto se publica, ya en una versión aceptable, en la edición moscovita de 1939-1941. Para entonces, la escolástica marxista era ya un corpus absolutamente blindado. 

El método de Marx se había instituido ya que era el método dialéctico. Ya no se trataba, pues, de saber lo que decía Marx en este inesperado texto, sino de que Marx tenía que decir lo que decía el marxismo; aunque fuera con calzador, sus palabras tenían que encajar con los postulados del materialismo dialéctico y del materialismo histórico. Pero el problema es que el texto no se dejaba acoplar tan fácilmente. Marx no decía lo que tenía que decir. Aunque, por supuesto, no se perdió la esperanza de lograrlo, introduciendo todo tipo de distorsiones y de piruetas hermenéuticas. 

En Marx 1857 proponemos, pues, una lectura más serena, alejada de las tormentas políticas de antaño. Y ocurre que no, que, a la luz de este texto, Marx no sólo no asume el método dialéctico sino que, precisamente, rompe con él.