Hay libros sobre psicoanálisis y libros de psicoanalistas. A esta última especie pertenecen estos ensayos, en los que una práctica irradia en nombre propio a través de la función de lo primario en la causalidad psíquica. Estamos acostumbrados a decir que lo personal es político, ¿y si fuera también deseante? El deseo del analista no es puro ni anónimo y está puesto a prueba en cada caso para exponer el lazo íntimo con la singularidad del paciente. En estas páginas, cada caso lleva el nombre de un árbol. ¿A quién puede pasarle desapercibido que esta nominación también habla y dice de la analista que, en su apellido, se reconoce con inquietud virtuosa en la fuente del encuentro analizable? Este es un libro honesto y valiente.  La madre no deja, es el fantasma fundamental. No hay teoría sobre lo materno, pero sí clínica de esa extraña cosa que llamamos “mamá”, nuestra raíz. En la línea de la nueva ensayística del psicoanálisis –en serie con Anne Dufourmantelle y Cynthia Fleury– Patricia Baum escribió un libro magnífico y sensible.
  Luciano Lutereau