La autora inicia en este libro chiquito una orfebrería para indagar su propia mirada y quehacer poético. Donde hay preguntas, son respondidas por imágenes exquisitas, metáforas, transparencias y otros interrogantes que nos permiten observar, más que lo que hay adentro de las palabras, el vínculo iluminado que, si nos animamos, podemos encender con el mundo.

Fragmento

Poesía y sueño como puentes de acceso del yo hacia una información mágica. Mágica por venir de las imágenes, no de la razón. Cuando en el intento gana la razón, el poema no se produce. Cuando en el sueño podemos pensar, despertamos, fracasa el aislamiento. Sucede el tiempo.
Sueños y poemas manifiestan lo imperecedero, que es la duración del ritmo. O, según Verena Staël Von Holstein, “la duración del fuego se llama eternidad”.
Poesía como rajadura del velo: su no-tiempo irrumpe en la temporalidad que la maya deposita en los cuerpos.
Poesía como estrategia para descentrar al yo, para atisbar la lucidez.
Como el amor, es fuerza en libertad porque nada de lo que habita en su casa puede medirse.

Luminiscencias - Paula Jimenez España

$3.500
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La autora inicia en este libro chiquito una orfebrería para indagar su propia mirada y quehacer poético. Donde hay preguntas, son respondidas por imágenes exquisitas, metáforas, transparencias y otros interrogantes que nos permiten observar, más que lo que hay adentro de las palabras, el vínculo iluminado que, si nos animamos, podemos encender con el mundo.

Fragmento

Poesía y sueño como puentes de acceso del yo hacia una información mágica. Mágica por venir de las imágenes, no de la razón. Cuando en el intento gana la razón, el poema no se produce. Cuando en el sueño podemos pensar, despertamos, fracasa el aislamiento. Sucede el tiempo.
Sueños y poemas manifiestan lo imperecedero, que es la duración del ritmo. O, según Verena Staël Von Holstein, “la duración del fuego se llama eternidad”.
Poesía como rajadura del velo: su no-tiempo irrumpe en la temporalidad que la maya deposita en los cuerpos.
Poesía como estrategia para descentrar al yo, para atisbar la lucidez.
Como el amor, es fuerza en libertad porque nada de lo que habita en su casa puede medirse.