Antiguos habitantes del Gran Chaco, integrantes de una familia lingüística llamada guaycurú (de la que también forman parte los pilagáes, mocovíes, mbayáes, payaguáes y abipones­­), los tobas prefieren autodenominarse qom, palabra que significa "gente".
Todos ellos eran culturas nómadas: cazaban y pescaban, recolectaban frutos y miel, conocían las hierbas del monte. Celebraban la llegada de la primavera, en tanto era la estación en que recogían la algarroba y se concertaban matrimonios. A diferencia de otros pueblos chaqueños, adoptaron el uso del caballo.
Defendieron su tierra. El territorio que ellos ocupaban fue el último en ser plenamente conquistado e incorporado de hecho a la nación argentina, y la antigua libertad del pueblo toba se transformó en esclavitud, sometidos a la explotación en las plantaciones de algodón, en los obrajes o ingenios azucareros.
Hoy algunos permanecen en el monte, en tierras fiscales o pertenecientes a comunidades religiosas que los agrupan, o pueblan las áreas suburbanas de ciudades como Sáenz Peña, Resistencia, Santa Fe o Rosario. Y continúan luchando por la libre disposición y la propiedad de sus territorios ancestrales, que las leyes empiezan a reconocerles.
Este libro cuenta cómo ha sido la dura senda que debieron transitar hasta nuestros días estos pueblos originarios que poblaron y pueblan el Gran Chaco argentino.

Los tobas - Claudio Sacco

$8.400
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Antiguos habitantes del Gran Chaco, integrantes de una familia lingüística llamada guaycurú (de la que también forman parte los pilagáes, mocovíes, mbayáes, payaguáes y abipones­­), los tobas prefieren autodenominarse qom, palabra que significa "gente".
Todos ellos eran culturas nómadas: cazaban y pescaban, recolectaban frutos y miel, conocían las hierbas del monte. Celebraban la llegada de la primavera, en tanto era la estación en que recogían la algarroba y se concertaban matrimonios. A diferencia de otros pueblos chaqueños, adoptaron el uso del caballo.
Defendieron su tierra. El territorio que ellos ocupaban fue el último en ser plenamente conquistado e incorporado de hecho a la nación argentina, y la antigua libertad del pueblo toba se transformó en esclavitud, sometidos a la explotación en las plantaciones de algodón, en los obrajes o ingenios azucareros.
Hoy algunos permanecen en el monte, en tierras fiscales o pertenecientes a comunidades religiosas que los agrupan, o pueblan las áreas suburbanas de ciudades como Sáenz Peña, Resistencia, Santa Fe o Rosario. Y continúan luchando por la libre disposición y la propiedad de sus territorios ancestrales, que las leyes empiezan a reconocerles.
Este libro cuenta cómo ha sido la dura senda que debieron transitar hasta nuestros días estos pueblos originarios que poblaron y pueblan el Gran Chaco argentino.