–Si él pudo asesinar, yo también podría –decía febrilmente– ¡nosotros tenemos naturalezas idénticas! ¡Lo sé perfectamente! ¡Si él es así, es que yo también soy así… sí, yo también soy así!

–Es una de las historias más estrafalarias que jamás oí –murmuró–. Pero no pierda usted la esperanza. Por otro lado, esta historia podría tener una explicación bien sencilla y psicológicamente comprensible. Si él es realmente tan parecido a usted, entonces queda claro por qué se influyen tan negativamente. Usted es extremadamente enérgica, intensa, agresiva. Así que, si una naturaleza como la suya encuentra una naturaleza similar, entonces esta energía incontenible y tormentosa se multiplica, él la excita a usted y usted a él y de este modo esta energía va aumentando sin fin. Esta energía es en sí un tesoro de incalculable valor. Pero si no se canaliza hacia el bien, entonces se convierte en una fuerza destructiva.

–Y en su caso esto debió suceder –prosiguió–, puesto que desde el primer momento se perdieron la confianza y el respeto. Sí, todo esto resultaría claro si...

–¿Si qué?

–Si no se hubieran inmiscuido ciertos factores… de otra índole. Esas bocas. Los sueños. El lápiz. Todo esto son fenómenos de otro orden. ¿Quiere que se lo diga con franqueza? Tengo la impresión de que está poseído.

Witold Gombrowicz

Los poseídos - Witold Gombrowicz

$26.000
Los poseídos - Witold Gombrowicz $26.000

–Si él pudo asesinar, yo también podría –decía febrilmente– ¡nosotros tenemos naturalezas idénticas! ¡Lo sé perfectamente! ¡Si él es así, es que yo también soy así… sí, yo también soy así!

–Es una de las historias más estrafalarias que jamás oí –murmuró–. Pero no pierda usted la esperanza. Por otro lado, esta historia podría tener una explicación bien sencilla y psicológicamente comprensible. Si él es realmente tan parecido a usted, entonces queda claro por qué se influyen tan negativamente. Usted es extremadamente enérgica, intensa, agresiva. Así que, si una naturaleza como la suya encuentra una naturaleza similar, entonces esta energía incontenible y tormentosa se multiplica, él la excita a usted y usted a él y de este modo esta energía va aumentando sin fin. Esta energía es en sí un tesoro de incalculable valor. Pero si no se canaliza hacia el bien, entonces se convierte en una fuerza destructiva.

–Y en su caso esto debió suceder –prosiguió–, puesto que desde el primer momento se perdieron la confianza y el respeto. Sí, todo esto resultaría claro si...

–¿Si qué?

–Si no se hubieran inmiscuido ciertos factores… de otra índole. Esas bocas. Los sueños. El lápiz. Todo esto son fenómenos de otro orden. ¿Quiere que se lo diga con franqueza? Tengo la impresión de que está poseído.

Witold Gombrowicz