La constelación lábil que despliega una vida, la escritura de esa vida: hitos y fragmentos donde se diluye la voz que relata, refulgen destellos y toman por asalto la posibilidad de una memoria. O la idea de una memoria. Ocho cuentos y un epílogo recorren más de seis décadas de pequeñas historias de encuentros, desencuentros y pasiones que acontecen y se apagan a través de su juego de máscaras y voces. Como una Scheherezade argenta y consciente de su pronto final, una abuela lega a su nieta este puñado de relatos: los entrega con manos abiertas. De entrada, la autoría se pone en jaque y se exhibe el artificio. Emblema de eso deviene esta abuela loba que ahora es Delia, pero supo ser Emma y Manuel, y fue responsable del bautismo de su nieta como Cecilia, en recuerdo de un amor. La inscripción de ese legado marca entrada y pertenencia a una estirpe indómita. Por ella transcurren cartas, grabaciones y puestas en abismo que abren una sucesión de cajas chinas tensadas por las citas -desde Quevedo o Keats a John Reed y Soda Stereo-. Con maestría, Los cuentos de la abuela loba traza un mundo rarificado donde la extrañeza se integra a lo real. O quizá, evidencia que eso que suponemos real, a fin de cuentas, irradia puro extrañamiento. Así, se tensionan pertenencias de género y clase, peronismo, hacer la calle y travestirse en pos de la libertad, también la memoria carcomida, una revolución campesina o despertarse en el cuerpo de un hombre y, como primera reacción, buscar un orgasmo inédito. En estallido y por momentos, esto potencia cada texto por el que Emma-Manuel-Delia va y viene en distintas posiciones. Leer este libro es correr con su jauría o, como alguna vez la abuela loba grabó: Pensé en mí. Tres veces en sesentipico de años. Pero ahora no fueron recuerdos parciales: llegó todo, desbordando. Desbordado y, a la vez, con una escritura de orfebrería amorosa, así se expande el universo al que Cecilia Rodríguez nos convoca con sus cuentos de la abuela loba.

-Andi Nachon

 

Cecilia Rodríguez nació en 1984, en Rosario. Actualmente vive en Capital Federal y trabaja en sistemas. Estudia la Licenciatura en Artes de la Escritura (UNA) y escribe sobre literatura y cultura en La Izquierda Diario. Publicó El triángulo (Editorial El salmón, 2018). En 2018, ganó la segunda mención en el Premio Fundación María Elena Walsh por un relato aún inédito y uno de los cuentos incluidos en esta edición, El sauce, obtuvo una mención en el Concurso del Círculo de Estudiantes de Escritura de 2018. Los cuentos de la abuela loba es su segundo libro.

Los cuentos de la abuela loba - Cecilia Rodríguez

$4.800
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La constelación lábil que despliega una vida, la escritura de esa vida: hitos y fragmentos donde se diluye la voz que relata, refulgen destellos y toman por asalto la posibilidad de una memoria. O la idea de una memoria. Ocho cuentos y un epílogo recorren más de seis décadas de pequeñas historias de encuentros, desencuentros y pasiones que acontecen y se apagan a través de su juego de máscaras y voces. Como una Scheherezade argenta y consciente de su pronto final, una abuela lega a su nieta este puñado de relatos: los entrega con manos abiertas. De entrada, la autoría se pone en jaque y se exhibe el artificio. Emblema de eso deviene esta abuela loba que ahora es Delia, pero supo ser Emma y Manuel, y fue responsable del bautismo de su nieta como Cecilia, en recuerdo de un amor. La inscripción de ese legado marca entrada y pertenencia a una estirpe indómita. Por ella transcurren cartas, grabaciones y puestas en abismo que abren una sucesión de cajas chinas tensadas por las citas -desde Quevedo o Keats a John Reed y Soda Stereo-. Con maestría, Los cuentos de la abuela loba traza un mundo rarificado donde la extrañeza se integra a lo real. O quizá, evidencia que eso que suponemos real, a fin de cuentas, irradia puro extrañamiento. Así, se tensionan pertenencias de género y clase, peronismo, hacer la calle y travestirse en pos de la libertad, también la memoria carcomida, una revolución campesina o despertarse en el cuerpo de un hombre y, como primera reacción, buscar un orgasmo inédito. En estallido y por momentos, esto potencia cada texto por el que Emma-Manuel-Delia va y viene en distintas posiciones. Leer este libro es correr con su jauría o, como alguna vez la abuela loba grabó: Pensé en mí. Tres veces en sesentipico de años. Pero ahora no fueron recuerdos parciales: llegó todo, desbordando. Desbordado y, a la vez, con una escritura de orfebrería amorosa, así se expande el universo al que Cecilia Rodríguez nos convoca con sus cuentos de la abuela loba.

-Andi Nachon

 

Cecilia Rodríguez nació en 1984, en Rosario. Actualmente vive en Capital Federal y trabaja en sistemas. Estudia la Licenciatura en Artes de la Escritura (UNA) y escribe sobre literatura y cultura en La Izquierda Diario. Publicó El triángulo (Editorial El salmón, 2018). En 2018, ganó la segunda mención en el Premio Fundación María Elena Walsh por un relato aún inédito y uno de los cuentos incluidos en esta edición, El sauce, obtuvo una mención en el Concurso del Círculo de Estudiantes de Escritura de 2018. Los cuentos de la abuela loba es su segundo libro.