“Cuando mi padre me puso en las manos Romancero gitano, yo estaba terminando la escuela primaria y la literatura era mi compañera de juegos permanente. Los libros eran parte de mi vida, los amigos que nunca me fallaban, aquellos que siempre extendían su mano generosa cuando los necesitaba… Lo que nunca imaginé era lo que pasó.
La casada infiel me enloqueció las hormonas, La sangre derramada —¡Que no quiero verla!—, el amor por la tauromaquia y Romance de la luna me descubrió un mundo ignoto. Me sentí Colón descubriendo América, algo que no podía explicar me había llegado tan hondo que supe de una vez y para siempre que ya no volvería a ser jamás la misma de antes”.

Luz Fernández de Castillo

En algún sentido, este libro es un dispositivo que conjura el olvido. De diversas maneras, sus páginas mantienen viva la llama evanescente de la pasión y el deseo.
Lorca x Luz evidencia esta cuestión en la medida que se convierte en el punto de confluencia de la música y la literatura, de la sonoridad y de la palabra escrita. Construcción que delimita un territorio compartido entre el decir pasional de Luz Castillo, el talento compositivo de Daniel Doura y la sublime poesía de Federico García Lorca.