Como recibir postales japonesas que viajan atravesando el tiempo y cobran espacio en el poema, eso propone la lectura de este libro: un viaje por escenas que nos invitan a ser respiradas otra vez, porque acaso el poema sea eso, una luz que se prende y se apaga.

Apuntes sobre la persistencia de algunas cosas que, aunque migren, no cambian de estado y reaparecen en otra latitud, distintas pero iguales. 

“Lo que persiste” es, sobre todo, el hallazgo de esas perseverancias. Todo se une en una trama infinita, de Japón a Coronda o al Jardín Botánico de Buenos Aires y de allí a la casa familiar; del daruma, amuleto japonés, al dibujo de un niño en otra ciudad y en otro tiempo; de una marioneta al salto de un juego infantil; de un trazo de Hokusai al reflejo de las aguas en el Delta.

Tenaces, las cosas viajan y suturan. Y así será siempre.

María Julia Magistratti

 

En un clima de herencia oriental, Lo que persiste apunta a designar la paciente cronología que sucede por afecto. 

El libro gira alrededor de una idea, la noción de que por sobre la contingencia hay una perseverancia de orden silencioso: la atención por las cosas del mundo, el amor por esa fragilidad. 

También estos poemas se abren a la celebración por lo inesperado en un espacio de hospitalidad. La poeta escribe: “voy / hacia la hermosura / como al sonido del agua / o la lluvia desatada / de anoche”. Y agrega: “confiar en lo que / pueda aparecer”. 

Estos poemas –pequeñas delicadezas artesanales– devienen afectivos por obra de una apertura amorosa a la materia singular de las noches y de los días.

Carlos Battilana

Lo que persiste - Agustina Rabaini

$15.000
Lo que persiste - Agustina Rabaini $15.000

Como recibir postales japonesas que viajan atravesando el tiempo y cobran espacio en el poema, eso propone la lectura de este libro: un viaje por escenas que nos invitan a ser respiradas otra vez, porque acaso el poema sea eso, una luz que se prende y se apaga.

Apuntes sobre la persistencia de algunas cosas que, aunque migren, no cambian de estado y reaparecen en otra latitud, distintas pero iguales. 

“Lo que persiste” es, sobre todo, el hallazgo de esas perseverancias. Todo se une en una trama infinita, de Japón a Coronda o al Jardín Botánico de Buenos Aires y de allí a la casa familiar; del daruma, amuleto japonés, al dibujo de un niño en otra ciudad y en otro tiempo; de una marioneta al salto de un juego infantil; de un trazo de Hokusai al reflejo de las aguas en el Delta.

Tenaces, las cosas viajan y suturan. Y así será siempre.

María Julia Magistratti

 

En un clima de herencia oriental, Lo que persiste apunta a designar la paciente cronología que sucede por afecto. 

El libro gira alrededor de una idea, la noción de que por sobre la contingencia hay una perseverancia de orden silencioso: la atención por las cosas del mundo, el amor por esa fragilidad. 

También estos poemas se abren a la celebración por lo inesperado en un espacio de hospitalidad. La poeta escribe: “voy / hacia la hermosura / como al sonido del agua / o la lluvia desatada / de anoche”. Y agrega: “confiar en lo que / pueda aparecer”. 

Estos poemas –pequeñas delicadezas artesanales– devienen afectivos por obra de una apertura amorosa a la materia singular de las noches y de los días.

Carlos Battilana