Las anécdotas son una construcción de recuerdos que la memoria elige con subjetividad y los moldea para sobrevivir. A veces los embellece y a veces les da una monstruosidad que nunca existió para buscarle un sentido a las personas en las que nos convertimos.

Escribir una autobiografía es congelar el proceso deformatorio de la memoria. Es liberarla y decirle "De esto ya no nos vamos a olvidar, podés usar ese espacio para otra cosa".

Esto no es más que otro intento de una millenial de contar una historia para sobrevivir al paso de los pocos años que le queden al planeta, con la esperanza de hacer algún aporte significativo a la humanidad que no implique parir ni  plantar un árbol.