Este ensayo es un doble homenaje, a Sérgio Buarque de Holanda, autor de Raízes do Brasil (1936) y a Octavio Paz, autor de El laberinto de la soledad (1950). La lectura que Santiago hace de los dos libros es contrastiva y didáctica, inspirada en lo que fueron las enseñanzas de la posmodernidad. De un lado, la arqueología de Michel Foucault, del otro, las teorías de la escritura de Jacques Derrida. Cada una de las obras existe en sí y en los contextos en los que cada una fue generada y generó. Existe también en el juego de la escritura entre dos intelectuales vecinos en el continente. Y existe, finalmente, en el duelo entre contextos latinoamericanos paralelos, el brasileño y el mexicano. De las dos obras vecinas y del juego entre ellas, de los dos contextos paralelos y del duelo entre ellos, el autor quisiera que hubiese surgido una renovada comprensión del continente latinoamericano. Le importa menos una erudición disciplinaria que una metodología de lectura. Dentro de la amplia propuesta que hace Santiago, se nos presenta una América Latina básicamente europeizada (raíces) y otra norte-americanizada (laberinto) que se le sobrepone, pero esto no implica que una complementa a la otra, sino que se suplementan.'

Las raíces y el laberinto en América Latina - Silviano Santiago

$18.700
Las raíces y el laberinto en América Latina - Silviano Santiago $18.700

Este ensayo es un doble homenaje, a Sérgio Buarque de Holanda, autor de Raízes do Brasil (1936) y a Octavio Paz, autor de El laberinto de la soledad (1950). La lectura que Santiago hace de los dos libros es contrastiva y didáctica, inspirada en lo que fueron las enseñanzas de la posmodernidad. De un lado, la arqueología de Michel Foucault, del otro, las teorías de la escritura de Jacques Derrida. Cada una de las obras existe en sí y en los contextos en los que cada una fue generada y generó. Existe también en el juego de la escritura entre dos intelectuales vecinos en el continente. Y existe, finalmente, en el duelo entre contextos latinoamericanos paralelos, el brasileño y el mexicano. De las dos obras vecinas y del juego entre ellas, de los dos contextos paralelos y del duelo entre ellos, el autor quisiera que hubiese surgido una renovada comprensión del continente latinoamericano. Le importa menos una erudición disciplinaria que una metodología de lectura. Dentro de la amplia propuesta que hace Santiago, se nos presenta una América Latina básicamente europeizada (raíces) y otra norte-americanizada (laberinto) que se le sobrepone, pero esto no implica que una complementa a la otra, sino que se suplementan.'