Juan Tomasilli recibe, en el studio jurídico donde trabaja como pinche, a Stefan, un hombre desesperado, a quien hace cuatro años -lo que dura la vida de un hámster- no le permiten ver a su hija. Cuando parece que la novela se concentrará en resolver o no la penuria -incómoda, resbaladiza- de Stefan, será el candor de Tomasilli lo que movilice la trama hacia otro plano, lo que altere la motivación inicial hasta retorcerla. Ahí están, como punteos de un loco, las descripciones -más ominosas que ilustradoras- con que una voz distante a la voz de Tomasilli, ajena a la narración, da cuenta de la vida de un hámster. ¿De quién es esa voz? ¿Es la verdadera voz de Tomasilli? ¿Qué oscuridad resplandece entre una y otra voz? No lo sé y no quiero saberlo. Para no saber esas cosas es que leemos literatura. 

A vuelo de pájaro, la prosa de Matías Aldaz suena ligera y desprendida como una pluma; pero esa pluma guarda su peso, su intensidad, toda la desesperación del mundo.

 Mariano Quirós

La vida de un hámster - Matías Aldaz

$9.800
La vida de un hámster - Matías Aldaz $9.800

Juan Tomasilli recibe, en el studio jurídico donde trabaja como pinche, a Stefan, un hombre desesperado, a quien hace cuatro años -lo que dura la vida de un hámster- no le permiten ver a su hija. Cuando parece que la novela se concentrará en resolver o no la penuria -incómoda, resbaladiza- de Stefan, será el candor de Tomasilli lo que movilice la trama hacia otro plano, lo que altere la motivación inicial hasta retorcerla. Ahí están, como punteos de un loco, las descripciones -más ominosas que ilustradoras- con que una voz distante a la voz de Tomasilli, ajena a la narración, da cuenta de la vida de un hámster. ¿De quién es esa voz? ¿Es la verdadera voz de Tomasilli? ¿Qué oscuridad resplandece entre una y otra voz? No lo sé y no quiero saberlo. Para no saber esas cosas es que leemos literatura. 

A vuelo de pájaro, la prosa de Matías Aldaz suena ligera y desprendida como una pluma; pero esa pluma guarda su peso, su intensidad, toda la desesperación del mundo.

 Mariano Quirós