Juntarse bajo el mismo cielo fue un anhelo intacto que excedía la muerte. La “promesa” del traslado a Armenia mantenía algo común, y la secreta esperanza de miles de armenios y armenias de todo el mundo. Volver, al menos como resto, para descansar en la tierra de la infancia, en la tierra donde se ha sido niño. Fundar una comunidad de los niños (que carece de palabra en todas las lenguas) y sustituir con ella la patria, fue la promesa incumplida. Tal vez incumplible, pues esa comunidad sin habla (in–fans, anterior a la lengua materna, sin patria) no está en el pasado ni en el futuro. Solo existe como anhelo y promesa. Es el don de los armenios a la humanidad. La ofrenda universalista de sus manos vacías y sus cuerpos olvidados en lejanos cementerios de todo el mundo

la tierra de los niños - Diego Tatian

$21.900
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Juntarse bajo el mismo cielo fue un anhelo intacto que excedía la muerte. La “promesa” del traslado a Armenia mantenía algo común, y la secreta esperanza de miles de armenios y armenias de todo el mundo. Volver, al menos como resto, para descansar en la tierra de la infancia, en la tierra donde se ha sido niño. Fundar una comunidad de los niños (que carece de palabra en todas las lenguas) y sustituir con ella la patria, fue la promesa incumplida. Tal vez incumplible, pues esa comunidad sin habla (in–fans, anterior a la lengua materna, sin patria) no está en el pasado ni en el futuro. Solo existe como anhelo y promesa. Es el don de los armenios a la humanidad. La ofrenda universalista de sus manos vacías y sus cuerpos olvidados en lejanos cementerios de todo el mundo