Los 10 cuentos de La teoría de la luz y la materia están cargados de incertidumbre y exploran el momento en el que los vínculos, esos lazos que creemos tan firmes, se desvanecen de forma inexorable y a veces brutal. Andrew Porter se enfoca en el secreto y la confusión: un chico que ve morir a su mejor amigo, una pareja sin hijos que deposita sus frustraciones en un adolescente gay, una mujer joven indecisa entre la relación con su novia y la fascinación con un profesor mucho mayor que ella. También hay en estos relatos pequeñas e inolvidables crueldades: la violencia sexual que se encubre por culpa, vergüenza o cobardía; los jóvenes que intuyen en la infelicidad y las vidas paralelas de los padres – a la manera de algunos textos de Richard Ford-, las familias como espacios de orfandad y derrumbe. Porter escribe con lucidez y precisión, aun cuando sus narradores suelen estar perdidos en la niebla de lo incierto. Su prosa es una luz fría que atraviesa la bruma, pero no la despeja, porque estos ritos de pasaje solo son posibles en una relativa oscuridad.

Mariana Enríquez

 

La teoría de la luz y la materia - Andrew Porter

$17.990
La teoría de la luz y la materia - Andrew Porter $17.990

Los 10 cuentos de La teoría de la luz y la materia están cargados de incertidumbre y exploran el momento en el que los vínculos, esos lazos que creemos tan firmes, se desvanecen de forma inexorable y a veces brutal. Andrew Porter se enfoca en el secreto y la confusión: un chico que ve morir a su mejor amigo, una pareja sin hijos que deposita sus frustraciones en un adolescente gay, una mujer joven indecisa entre la relación con su novia y la fascinación con un profesor mucho mayor que ella. También hay en estos relatos pequeñas e inolvidables crueldades: la violencia sexual que se encubre por culpa, vergüenza o cobardía; los jóvenes que intuyen en la infelicidad y las vidas paralelas de los padres – a la manera de algunos textos de Richard Ford-, las familias como espacios de orfandad y derrumbe. Porter escribe con lucidez y precisión, aun cuando sus narradores suelen estar perdidos en la niebla de lo incierto. Su prosa es una luz fría que atraviesa la bruma, pero no la despeja, porque estos ritos de pasaje solo son posibles en una relativa oscuridad.

Mariana Enríquez