Más allá de lo escrito, intuimos que hay otra trama, que algunos giros, algunas palabras dejan entrever, sólo entrever. Aquí y allá el destello de una mujer (o algunas mujeres); de esas que dejan marcas en la piel. También “un amar siniestro” y placeres impuros, “ese eco de gemidos de antaño”. Y sosteniendo todo la voz del autor, que en esta prosa rota se esconde, y todavía se da a conocer.

Entreverada en la trama del libro se esboza una teoría de la escritura: nos dice que se trata de “dejar que la escritura acontezca”, sin ocultar que es “el mayor esfuerzo, un logro a cuentagotas”. “Pensar nos expulsa de la inocencia”, y la escritura es la búsqueda de un cómplice que nos atenúe el horror. Y hay asimismo una teoría del lector: “después de leer verdaderamente, realmente”, (acá los adverbios cuentan), “¿quién puede decir que es el mismo que antes?” Algo se rompió entre ese que éramos y ese que ahora somos. Es la invitación de este libro.

Jorge Reitter

 

Toda escritura se soporta en el cuerpo, sea este una unidad imposible de asir, o un trozo hecho de pedazos inconexos que buscan un sentido.  La decisión no es de quien escribe sino de quien lee ahí, por más que sean la misma persona o sujetos diferentes.  Y es que después de leer verdaderamente, realmente, ¿quién puede decir que es el mismo que antes? ¿Será que algo se rompió en esa lectura al modo de la taza de té de porcelana? ¿Esos pedazos en los que deviene uno al ser tocado por las letras, estaban preestablecidos o son fruto del golpe de la lectura?  ¿Qué es lo que se rompe en la Prosa Rota?

Estos interrogantes son parte de una invitación a que cada lector o lectora encuentre sus fisuras, sus cicatrices, sus grietas, las líneas de ese mapa (definitorio aunque jamás definitivo) que proponen variados senderos.  Un camino nuevo, que se descubre al mismo tiempo en que cada cual encuentra su propia huella.

Walter García

La prosa rota - Walter García

$15.000
La prosa rota - Walter García $15.000

Más allá de lo escrito, intuimos que hay otra trama, que algunos giros, algunas palabras dejan entrever, sólo entrever. Aquí y allá el destello de una mujer (o algunas mujeres); de esas que dejan marcas en la piel. También “un amar siniestro” y placeres impuros, “ese eco de gemidos de antaño”. Y sosteniendo todo la voz del autor, que en esta prosa rota se esconde, y todavía se da a conocer.

Entreverada en la trama del libro se esboza una teoría de la escritura: nos dice que se trata de “dejar que la escritura acontezca”, sin ocultar que es “el mayor esfuerzo, un logro a cuentagotas”. “Pensar nos expulsa de la inocencia”, y la escritura es la búsqueda de un cómplice que nos atenúe el horror. Y hay asimismo una teoría del lector: “después de leer verdaderamente, realmente”, (acá los adverbios cuentan), “¿quién puede decir que es el mismo que antes?” Algo se rompió entre ese que éramos y ese que ahora somos. Es la invitación de este libro.

Jorge Reitter

 

Toda escritura se soporta en el cuerpo, sea este una unidad imposible de asir, o un trozo hecho de pedazos inconexos que buscan un sentido.  La decisión no es de quien escribe sino de quien lee ahí, por más que sean la misma persona o sujetos diferentes.  Y es que después de leer verdaderamente, realmente, ¿quién puede decir que es el mismo que antes? ¿Será que algo se rompió en esa lectura al modo de la taza de té de porcelana? ¿Esos pedazos en los que deviene uno al ser tocado por las letras, estaban preestablecidos o son fruto del golpe de la lectura?  ¿Qué es lo que se rompe en la Prosa Rota?

Estos interrogantes son parte de una invitación a que cada lector o lectora encuentre sus fisuras, sus cicatrices, sus grietas, las líneas de ese mapa (definitorio aunque jamás definitivo) que proponen variados senderos.  Un camino nuevo, que se descubre al mismo tiempo en que cada cual encuentra su propia huella.

Walter García