No son las palabras las que nos sostienen

cuando la materia cae vencida, es al revés, somos salvados

por el tacto, la cercanía física, el calor que produce

el encuentro de lo que va a morir con lo que va a morir,

y no conozco hecho más sorprendente

ni más inexplicable: que una dicha tan completa se desprenda

de un fogonazo que libera un resplandor furioso y breve,

lleno sin embargo de una evidencia a la cual ninguna palabra

puede, siquiera, acercásele.

La plenitud - Claudia Masin

$9.000
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No son las palabras las que nos sostienen

cuando la materia cae vencida, es al revés, somos salvados

por el tacto, la cercanía física, el calor que produce

el encuentro de lo que va a morir con lo que va a morir,

y no conozco hecho más sorprendente

ni más inexplicable: que una dicha tan completa se desprenda

de un fogonazo que libera un resplandor furioso y breve,

lleno sin embargo de una evidencia a la cual ninguna palabra

puede, siquiera, acercásele.