Copi dibujó por primera vez una mujer sentada en 1959. En la misma época, comenzó a publicar dibujos en Tía Vicenta.

Proust, antes que Copi, ya había hecho del punto de vista de una mujer enferma e inmovilizada cuyo saber sobre los sucesos del mundo le viene de lo que le cuentan quienes la visitan (la Tante Léonie del episodio de la magdalena) el régimen escópico total de una novela obsesionada por el devenir de las sexualidades. Como se sabe, “Tante” quiere decir en francés tanto “tía” como “maricón” o “loca vieja”. 

Y finalmente está La Femme Assise, la novelita urdida por Apollinaire a partir de dos relatos apenas relacionados, que se publicó en 1920, después de su muerte. Todo esto (la Tante proustiana y La Femme Assise del inventor del superrealismo y la Tía Vicenta) se condensa en el personaje que Copi empezó a dibujar para Le Nouvel Observateur en 1964. Copi postula una nueva temporalidad inspirada en las mismas condiciones en las que se basa su noción de experiencia, esa “disposición al milagro” de la que La mujer sentada es un primer testimonio y, por eso, uno de los grandes monumentos del pensamiento en imágenes del siglo XX.

Daniel Link

La mujer sentada - Copi

$21.500
La mujer sentada - Copi $21.500

Copi dibujó por primera vez una mujer sentada en 1959. En la misma época, comenzó a publicar dibujos en Tía Vicenta.

Proust, antes que Copi, ya había hecho del punto de vista de una mujer enferma e inmovilizada cuyo saber sobre los sucesos del mundo le viene de lo que le cuentan quienes la visitan (la Tante Léonie del episodio de la magdalena) el régimen escópico total de una novela obsesionada por el devenir de las sexualidades. Como se sabe, “Tante” quiere decir en francés tanto “tía” como “maricón” o “loca vieja”. 

Y finalmente está La Femme Assise, la novelita urdida por Apollinaire a partir de dos relatos apenas relacionados, que se publicó en 1920, después de su muerte. Todo esto (la Tante proustiana y La Femme Assise del inventor del superrealismo y la Tía Vicenta) se condensa en el personaje que Copi empezó a dibujar para Le Nouvel Observateur en 1964. Copi postula una nueva temporalidad inspirada en las mismas condiciones en las que se basa su noción de experiencia, esa “disposición al milagro” de la que La mujer sentada es un primer testimonio y, por eso, uno de los grandes monumentos del pensamiento en imágenes del siglo XX.

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