Es un mozo de café. Trabaja en Asnières, en las afueras de París, cerca del túnel de salida de la estación de trenes. Ve a los viajeros, siempre apurados, pasar a lo largo del café. A veces entran. "No miro demasiado para afuera porque todo lo que me importa en la vida termina siempre instalándose del otro lado de mi mostrador". A algunos clientes, Pierre los aprecia, como al joven vestido de negro que bebe su cerveza mientras lee Primo Levi, o a la mujer "perdida en su belleza" que no verá más que una vez, o al tipo que se desnuda para tirarse al Sena cada vez que se agarra una curda. Y también está la mesera, Sabrina, siempre radiante, de quien podría enamorarse... pero hace ya tanto tiempo que no lleva una mujer a su casa, y la última lo dejó, vaya a saber por qué. Además su mostrador, pronto, no recibirá más a la gente del barrio. Los patrones no andan muy bien que digamos ahora. Entonces, para el mozo de café, se acerca poco a poco la verdadera soledad.
 

La mesera era nueva - Fabre Dominique

$12.220
La mesera era nueva - Fabre Dominique $12.220

Es un mozo de café. Trabaja en Asnières, en las afueras de París, cerca del túnel de salida de la estación de trenes. Ve a los viajeros, siempre apurados, pasar a lo largo del café. A veces entran. "No miro demasiado para afuera porque todo lo que me importa en la vida termina siempre instalándose del otro lado de mi mostrador". A algunos clientes, Pierre los aprecia, como al joven vestido de negro que bebe su cerveza mientras lee Primo Levi, o a la mujer "perdida en su belleza" que no verá más que una vez, o al tipo que se desnuda para tirarse al Sena cada vez que se agarra una curda. Y también está la mesera, Sabrina, siempre radiante, de quien podría enamorarse... pero hace ya tanto tiempo que no lleva una mujer a su casa, y la última lo dejó, vaya a saber por qué. Además su mostrador, pronto, no recibirá más a la gente del barrio. Los patrones no andan muy bien que digamos ahora. Entonces, para el mozo de café, se acerca poco a poco la verdadera soledad.