Desde muchos foros se anuncia, desde hace años, un nuevo mapa de las humanidades: la teoría literaria cedería su hegemonía a la literatura comparada, y los estudios de las literaturas nacionales o continentales quedarían como herramientas para pensar lo global.

Este ensayo de Julieta Yelin desmiente muchas de las certidumbres que supone ese dibujo entusiasta: no retrocede ante los desafíos de la teoría y la filosofía, desde Jacques Derrida a Giorgio Agamben, pero no se mimetiza discursivamente con esas figuras. No se limita a una lengua o una literatura continental (en su caso la iberoamericana) sino que enseña, en el doble sentido de mostrar y de transmitir conocimiento, que al mismo tiempo que se atraviesa ese ámbito, en la segunda mitad del siglo XX, se puede leer de modo riguroso, y severamente desafiante, a Franz Kafka. ¿Al mismo tiempo? Sí, y no solo de manera derivativa. Yelin no se subordina a la oposición sencilla entre central y periférico, sino que exhibe el modo real en que se lee literatura: como una membrana de tejido irregular, pero toda ella a nuestro alcance. El lugar del lector no es aquí una limitación, sino la marca de una posición crítica singular, americana y a la vez libre y ubicua. Los mejores rasgos del comparatismo en acto.

La letra salvaje - Julieta Yelin

$22.220
La letra salvaje - Julieta Yelin $22.220

Desde muchos foros se anuncia, desde hace años, un nuevo mapa de las humanidades: la teoría literaria cedería su hegemonía a la literatura comparada, y los estudios de las literaturas nacionales o continentales quedarían como herramientas para pensar lo global.

Este ensayo de Julieta Yelin desmiente muchas de las certidumbres que supone ese dibujo entusiasta: no retrocede ante los desafíos de la teoría y la filosofía, desde Jacques Derrida a Giorgio Agamben, pero no se mimetiza discursivamente con esas figuras. No se limita a una lengua o una literatura continental (en su caso la iberoamericana) sino que enseña, en el doble sentido de mostrar y de transmitir conocimiento, que al mismo tiempo que se atraviesa ese ámbito, en la segunda mitad del siglo XX, se puede leer de modo riguroso, y severamente desafiante, a Franz Kafka. ¿Al mismo tiempo? Sí, y no solo de manera derivativa. Yelin no se subordina a la oposición sencilla entre central y periférico, sino que exhibe el modo real en que se lee literatura: como una membrana de tejido irregular, pero toda ella a nuestro alcance. El lugar del lector no es aquí una limitación, sino la marca de una posición crítica singular, americana y a la vez libre y ubicua. Los mejores rasgos del comparatismo en acto.