Anahí tiene una extraña habilidad: la de inmiscuirse por las rendijas de la mente de un hombre, incluso mejor que un escritor de sexo masculino ¿Sexo? Puede que este libro se trate de eso, o quizá sea sólo la excusa para hablar de la mutación como constante de la realidad.

Así, de una carilla a la otra, una absoluta desconocida pasa a ser tu mejor amigo, y el mundo que te encierra se te viene encima, finalmente aprieta pero no ahorca: siempre hay una salida, basta que seamos lo suficientemente audaces para tomarla, huyendo del remolino del pasado que sólo ofrece humillación, quietud y, en el mejor de los casos, una apatía fulminante.

Del infinito intercambio de realidades surge el escape como herramienta, como paso previo hacia nuevos horizontes; la Reina Noche conserva el suyo propio y va llenando los vasos. Por eso de mañana pensamos con resaca, generalmente mal. Pero de la mejor manera posible lo sobrellevamos y llega la tarde: el mejor momento del día para convertir el escape en una obra maestra.

La identidad se escribe con H - Anahí Ferreyra

$18.800
La identidad se escribe con H - Anahí Ferreyra $18.800

Anahí tiene una extraña habilidad: la de inmiscuirse por las rendijas de la mente de un hombre, incluso mejor que un escritor de sexo masculino ¿Sexo? Puede que este libro se trate de eso, o quizá sea sólo la excusa para hablar de la mutación como constante de la realidad.

Así, de una carilla a la otra, una absoluta desconocida pasa a ser tu mejor amigo, y el mundo que te encierra se te viene encima, finalmente aprieta pero no ahorca: siempre hay una salida, basta que seamos lo suficientemente audaces para tomarla, huyendo del remolino del pasado que sólo ofrece humillación, quietud y, en el mejor de los casos, una apatía fulminante.

Del infinito intercambio de realidades surge el escape como herramienta, como paso previo hacia nuevos horizontes; la Reina Noche conserva el suyo propio y va llenando los vasos. Por eso de mañana pensamos con resaca, generalmente mal. Pero de la mejor manera posible lo sobrellevamos y llega la tarde: el mejor momento del día para convertir el escape en una obra maestra.