Tomás Schuliaquer viajó hace un tiempo a los Balcanes y no pudo evitar observar, escuchar con atención, hacer las preguntas justas -que no quiere decir pocas- y percibir, en lo invisible de la gente con la que se cruzó, la honda herida que deja una guerra. Después escribió como si la memoria le ardiera. Así nació esta crónica.

fragmentos

«Es una frontera invisible pero evidente, silenciosa, y un viajero tiene la sensación de que en las casas vecinas, detrás de las persianas bajas, hay personas que, expectantes, miran torcido.»

«Del lado serbobosnio, una de las primeras cosas que se pueden ver es un graffiti rojo, grande, del comandante Ratko Mladic, líder militar hoy preso por crímenes de lesa humanidad, por genocida, que dice “héroe de nuestra patria”. Del otro lado de la calle viven las víctimas del ejército de Mladic: mutilados, torturados, familiares y amigos de asesinados.»

«Hay también un cementerio musulmán sobre una colina, pero la gran mayoría de los cuerpos que fueron encontrados aparecieron en fosas comunes: todavía hay miles de desaparecidos. Durante los noventa muchos cuerpos fueron encontrados en costas lejanas del Río Drina. Allá también tiraban los cuerpos al río. Desde puentes los tiraban.»

«Adil me dijo: mi papá luchó en la guerra, yo no pretendo que él deje de pensar en la guerra, pero nosotros tenemos que poder pensar en otras cosas, necesitamos armar otro mundo, tenemos la obligación de hacerlo porque podemos.»

La guerra congelada - Tomás Schuliaquer

$3.500
La guerra congelada - Tomás Schuliaquer $3.500

Tomás Schuliaquer viajó hace un tiempo a los Balcanes y no pudo evitar observar, escuchar con atención, hacer las preguntas justas -que no quiere decir pocas- y percibir, en lo invisible de la gente con la que se cruzó, la honda herida que deja una guerra. Después escribió como si la memoria le ardiera. Así nació esta crónica.

fragmentos

«Es una frontera invisible pero evidente, silenciosa, y un viajero tiene la sensación de que en las casas vecinas, detrás de las persianas bajas, hay personas que, expectantes, miran torcido.»

«Del lado serbobosnio, una de las primeras cosas que se pueden ver es un graffiti rojo, grande, del comandante Ratko Mladic, líder militar hoy preso por crímenes de lesa humanidad, por genocida, que dice “héroe de nuestra patria”. Del otro lado de la calle viven las víctimas del ejército de Mladic: mutilados, torturados, familiares y amigos de asesinados.»

«Hay también un cementerio musulmán sobre una colina, pero la gran mayoría de los cuerpos que fueron encontrados aparecieron en fosas comunes: todavía hay miles de desaparecidos. Durante los noventa muchos cuerpos fueron encontrados en costas lejanas del Río Drina. Allá también tiraban los cuerpos al río. Desde puentes los tiraban.»

«Adil me dijo: mi papá luchó en la guerra, yo no pretendo que él deje de pensar en la guerra, pero nosotros tenemos que poder pensar en otras cosas, necesitamos armar otro mundo, tenemos la obligación de hacerlo porque podemos.»