Este es un texto diferente: la historia de Fabián, un hombre en la mediana edad “ordenado, casi burocrático”, que intenta sobrellevar los pesares diarios en una agencia de publicidad, que carga con culpas, que hace terapia. Pero tanto la vida del protagonista como la forma de la narración experimentarán más de un giro inesperado. Sorpresas que Eduardo Goldman reserva al lector en el desarrollo de esta disparatada, ácida e inteligente historia que por momentos deja un gusto amargo, y en otros hace reír con situaciones descabelladas. 

Hay mucho humor fino y sutil, hay un tono zumbón lejos de la solemnidad para tratar temas serios y existenciales como son la rabia y la culpa, el autocastigo, como el engaño, reflexiones sobre el paso del tiempo, el tiempo nunca suficiente, el tiempo desperdiciado.

La escritura es la típica de Eduardo Goldman, depurada e incisiva, el tono del narrador es vivo e inteligente, salpicado con diálogos que hacen la lectura rápida. Un texto que a veces está escrito como novela, otras como teatro o como el guion de una película, y en todos los casos lleno de ironía, sarcasmo, humor del bueno. 

No necesitábamos leer otro texto de Eduardo Goldman para reconocer al buen escritor, pero esta obra, tanto en su forma como en su contenido, es algo más que una ingeniosa comedia fantástica: es la apuesta literaria de una novela tan inclasificable como insólita. Un relato que solo un buen pulso literario puede producir.

 

Mercedes Rosende 

La extraña mudanza de Fabián Ortiz - Eduardo Goldman

$16.000
La extraña mudanza de Fabián Ortiz - Eduardo Goldman $16.000

Este es un texto diferente: la historia de Fabián, un hombre en la mediana edad “ordenado, casi burocrático”, que intenta sobrellevar los pesares diarios en una agencia de publicidad, que carga con culpas, que hace terapia. Pero tanto la vida del protagonista como la forma de la narración experimentarán más de un giro inesperado. Sorpresas que Eduardo Goldman reserva al lector en el desarrollo de esta disparatada, ácida e inteligente historia que por momentos deja un gusto amargo, y en otros hace reír con situaciones descabelladas. 

Hay mucho humor fino y sutil, hay un tono zumbón lejos de la solemnidad para tratar temas serios y existenciales como son la rabia y la culpa, el autocastigo, como el engaño, reflexiones sobre el paso del tiempo, el tiempo nunca suficiente, el tiempo desperdiciado.

La escritura es la típica de Eduardo Goldman, depurada e incisiva, el tono del narrador es vivo e inteligente, salpicado con diálogos que hacen la lectura rápida. Un texto que a veces está escrito como novela, otras como teatro o como el guion de una película, y en todos los casos lleno de ironía, sarcasmo, humor del bueno. 

No necesitábamos leer otro texto de Eduardo Goldman para reconocer al buen escritor, pero esta obra, tanto en su forma como en su contenido, es algo más que una ingeniosa comedia fantástica: es la apuesta literaria de una novela tan inclasificable como insólita. Un relato que solo un buen pulso literario puede producir.

 

Mercedes Rosende