Cuentos para niñxs de Martí - 1889
¿Por qué leer hoy La Edad de Oro? Nos responde el mismo José Martí a través de una carta enviada a su amigo Mercado: "Ha de ser para que ayude a lo que quisiera yo ayudar, que es a llenar nuestras tierras de hombres originales, criados para ser felices en la tierra que viven, y vivir conforme a ella, sin divorciarse de ella, ni vivir infecundamente en ella, como ciudadanos retóricos, o extranjeros desdeñosos nacidos por castigo en otra parte del mundo. El abono se puede traer de otras partes pero el cultivo se ha de hacer conforme al suelo. A nuestros niños los hemos de criar niños de su tiempo, y hombres de América". Y decía también: "Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo". Este fue el gran sueño de José Martí, aquel hombre cubano, amante de la libertad y la justicia. El amor a su patria, (y él consideraba su patria no sólo a Cuba, sino a la gran Patria Latinoamericana) lo condujo a defenderla no sólo a través de lo que pensaba, escribía y decía, sino con lo que hacía. Consecuente y coherente con sus ideas, regresó a la Isla de Cuba, su tierra, a luchar contra quien la invadía en ese tiempo, el Imperio Español. El experto jinete, José Martí, iba montado sobre su caballo "Baconao" (obsequio de José Antonio Maceo), al frente de sus hombres, armas en mano, con la frente en alto, galopando en día lluvioso para dar la batalla, pero las balas de la infantería colonial española lo recibieron de frente y apagaron su vida. Lo que no pudieron apagar fue su ejemplo y sus letras, que hoy también llegan a tus manos. Los hombres y mujeres que son ejemplo nunca mueren…

La edad de oro - José Martí

$15.000
La edad de oro - José Martí $15.000

Cuentos para niñxs de Martí - 1889
¿Por qué leer hoy La Edad de Oro? Nos responde el mismo José Martí a través de una carta enviada a su amigo Mercado: "Ha de ser para que ayude a lo que quisiera yo ayudar, que es a llenar nuestras tierras de hombres originales, criados para ser felices en la tierra que viven, y vivir conforme a ella, sin divorciarse de ella, ni vivir infecundamente en ella, como ciudadanos retóricos, o extranjeros desdeñosos nacidos por castigo en otra parte del mundo. El abono se puede traer de otras partes pero el cultivo se ha de hacer conforme al suelo. A nuestros niños los hemos de criar niños de su tiempo, y hombres de América". Y decía también: "Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo". Este fue el gran sueño de José Martí, aquel hombre cubano, amante de la libertad y la justicia. El amor a su patria, (y él consideraba su patria no sólo a Cuba, sino a la gran Patria Latinoamericana) lo condujo a defenderla no sólo a través de lo que pensaba, escribía y decía, sino con lo que hacía. Consecuente y coherente con sus ideas, regresó a la Isla de Cuba, su tierra, a luchar contra quien la invadía en ese tiempo, el Imperio Español. El experto jinete, José Martí, iba montado sobre su caballo "Baconao" (obsequio de José Antonio Maceo), al frente de sus hombres, armas en mano, con la frente en alto, galopando en día lluvioso para dar la batalla, pero las balas de la infantería colonial española lo recibieron de frente y apagaron su vida. Lo que no pudieron apagar fue su ejemplo y sus letras, que hoy también llegan a tus manos. Los hombres y mujeres que son ejemplo nunca mueren…