La complejidad del México colonial, cuya gestación se prolonga durante los siglos XVI a XVIII, en general ha sido descuidada ante el prestigioso ascendiente de los antepasados prehispánicos. Para Serge Gruzinski resulta claro que la mayoría de los historiadores y etnólogos –con notables excepciones, como Gonzalo Aguirre Beltrán- han pasado por alto la decisiva revolución de los modos expresivos de la Colonia, cuando ocurre el paso de la pictografía a la escritura alfabética.
De ahí la importancia que tienen las fuentes indígenas del México colonial, vinculadas sin duda a la naciente pasión por la escritura, «a la voluntad de sobrevivencia, de salvar la memoria del linaje y de la comunidad, a la intención de conservar las identidades y los bienes». Y el filtro de la escritura, aparte de dar cuenta de conductas o creencias reprobadas por la iglesia, permite rescatar algunas claves del pasado originariamente plasmadas en los códices.
Esta occidentalización del mundo indígena –nos advierte Gruzinski- acaso nos condene a hundirnos en una maraña de riesgosas hipótesis al intentar la interpretación cabal del mundo indígena. Pero también, al modificarse necesariamente sus relaciones con el tiempo y el espacio, hace surgir cuestiones inquietantes: hasta qué punto dicha transformación expresiva modificó la percepción indígena de lo real y de lo imaginario.
Serge Gruzinski confiere aquí un relieve inusitado a las manifestaciones sincréticas del México colonial, superando las perspectivas que reducen los diversos mundos indígenas a la rigidez de estadísticas y modelos conceptualmente caducos.
Esta primera edición en español de La colonización de lo imaginario ha sido especialmente corregida y adicionada por el autor respecto a la primera en francés de 1988.

La colonización de lo imaginario - Serge Gruzinski

$15.900
La colonización de lo imaginario - Serge Gruzinski $15.900

La complejidad del México colonial, cuya gestación se prolonga durante los siglos XVI a XVIII, en general ha sido descuidada ante el prestigioso ascendiente de los antepasados prehispánicos. Para Serge Gruzinski resulta claro que la mayoría de los historiadores y etnólogos –con notables excepciones, como Gonzalo Aguirre Beltrán- han pasado por alto la decisiva revolución de los modos expresivos de la Colonia, cuando ocurre el paso de la pictografía a la escritura alfabética.
De ahí la importancia que tienen las fuentes indígenas del México colonial, vinculadas sin duda a la naciente pasión por la escritura, «a la voluntad de sobrevivencia, de salvar la memoria del linaje y de la comunidad, a la intención de conservar las identidades y los bienes». Y el filtro de la escritura, aparte de dar cuenta de conductas o creencias reprobadas por la iglesia, permite rescatar algunas claves del pasado originariamente plasmadas en los códices.
Esta occidentalización del mundo indígena –nos advierte Gruzinski- acaso nos condene a hundirnos en una maraña de riesgosas hipótesis al intentar la interpretación cabal del mundo indígena. Pero también, al modificarse necesariamente sus relaciones con el tiempo y el espacio, hace surgir cuestiones inquietantes: hasta qué punto dicha transformación expresiva modificó la percepción indígena de lo real y de lo imaginario.
Serge Gruzinski confiere aquí un relieve inusitado a las manifestaciones sincréticas del México colonial, superando las perspectivas que reducen los diversos mundos indígenas a la rigidez de estadísticas y modelos conceptualmente caducos.
Esta primera edición en español de La colonización de lo imaginario ha sido especialmente corregida y adicionada por el autor respecto a la primera en francés de 1988.