Lo que nuestra adicción al escándalo dice de nosotros

¿Y si fuera tiempo para dejar de querer tener razón y aprender a no tenerla? Nuestra época es la del escándalo generalizado. De la mañana a la noche, de la cama al living, en vacaciones o reuniones familiares, cualquier ocasión es buena para indignarse. A veces el escándalo es político, otras económico; a veces moral, otras religioso; a veces ecológico, otras estético. En adelante, todos los campos de la vida parecen ser afectados por imperfecciones, tonterías, horrores que suscitan nuestra rabia más o menos virtuosa. ¿Qué significa este reflejo de indignación? ¿Qué dice de nosotros, y, sobre todo, del modo en que pensamos? Para Laurent de Sutter, lo que la indignación encarna quizás no sea otra cosa que el impasse de lo que sin embargo la alimenta: nuestra obsesión por la razón. La edad del escándalo es la del triunfo de la razón. Si queremos terminar con el escándalo, entonces hay que preguntarse cómo podemos llegar a librarnos de la razón.

 

Indignación total - Laurent de Sutter

$15.000
Indignación total - Laurent de Sutter $15.000

Lo que nuestra adicción al escándalo dice de nosotros

¿Y si fuera tiempo para dejar de querer tener razón y aprender a no tenerla? Nuestra época es la del escándalo generalizado. De la mañana a la noche, de la cama al living, en vacaciones o reuniones familiares, cualquier ocasión es buena para indignarse. A veces el escándalo es político, otras económico; a veces moral, otras religioso; a veces ecológico, otras estético. En adelante, todos los campos de la vida parecen ser afectados por imperfecciones, tonterías, horrores que suscitan nuestra rabia más o menos virtuosa. ¿Qué significa este reflejo de indignación? ¿Qué dice de nosotros, y, sobre todo, del modo en que pensamos? Para Laurent de Sutter, lo que la indignación encarna quizás no sea otra cosa que el impasse de lo que sin embargo la alimenta: nuestra obsesión por la razón. La edad del escándalo es la del triunfo de la razón. Si queremos terminar con el escándalo, entonces hay que preguntarse cómo podemos llegar a librarnos de la razón.