¿Cómo intentar una definición de las imágenes contemporáneas sin regresar, a modo de auxilio, a la figura de Serge Daney? En un texto fundamental, publicado poco tiempo antes de morir a inicios de la década del noventa, el gran crítico francés propone una distinción entre la imagen y lo visual. La imagen, sostiene, implica una experiencia, mientras que lo visual alude simplemente a un procedimiento óptico. ¿De qué otro modo pensar en un espectador contemporáneo (como el que somos) si no es a través de esa lógica de lo visual que naturaliza de manera indiferente, desconectada, el pasaje vertiginoso entre una foto, una película, una obra pictórica “expuesta” de manera virtual en el sitio oficial de un museo y una intervención en una red social? Lo que falta en la era de lo visual es el encuentro pleno con la alteridad. Es la era de la falta de experiencia, de la falta de cuerpo, de lo que se fabrica sin tocar. Y, por lo tanto, es también la era de una imagen flotante, que puede existir incluso sin que haya una mano manipulando la cámara.

Las imágenes en cuestión - Gastón Molayoli

$11.900
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¿Cómo intentar una definición de las imágenes contemporáneas sin regresar, a modo de auxilio, a la figura de Serge Daney? En un texto fundamental, publicado poco tiempo antes de morir a inicios de la década del noventa, el gran crítico francés propone una distinción entre la imagen y lo visual. La imagen, sostiene, implica una experiencia, mientras que lo visual alude simplemente a un procedimiento óptico. ¿De qué otro modo pensar en un espectador contemporáneo (como el que somos) si no es a través de esa lógica de lo visual que naturaliza de manera indiferente, desconectada, el pasaje vertiginoso entre una foto, una película, una obra pictórica “expuesta” de manera virtual en el sitio oficial de un museo y una intervención en una red social? Lo que falta en la era de lo visual es el encuentro pleno con la alteridad. Es la era de la falta de experiencia, de la falta de cuerpo, de lo que se fabrica sin tocar. Y, por lo tanto, es también la era de una imagen flotante, que puede existir incluso sin que haya una mano manipulando la cámara.