Nubes a la vista

Parecía el tipo de vida que queríamos.
Frutillas con crema por la mañana.
Sol en cada cuarto.
Nosotros caminando desnudos junto al mar.

Ciertas noches, sin embargo, algo
nos inquietaba.
Como actores trágicos en un teatro en llamas,
con pájaros sobrevolándonos,
los pinos negros, extrañamente quietos,
las piedras, ensangrentadas por el atardecer.

Volvíamos a nuestra terraza a beber vino.
¿Por qué siempre ese pálpito de un final aciago?
Nubes, en apariencia casi humanas,
se avistaban en el horizonte, por lo demás agradable
con el aire templado y el mar en calma.

De pronto, la noche sobre nosotros, sin estrellas.
Tú enciendes una vela, la llevas desnuda
a nuestro cuarto y la apagas enseguida.
Los pinos negros y los pastos, extrañamente quietos.

 

Hotel insomnio - Charles Simic

$19.000
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Nubes a la vista

Parecía el tipo de vida que queríamos.
Frutillas con crema por la mañana.
Sol en cada cuarto.
Nosotros caminando desnudos junto al mar.

Ciertas noches, sin embargo, algo
nos inquietaba.
Como actores trágicos en un teatro en llamas,
con pájaros sobrevolándonos,
los pinos negros, extrañamente quietos,
las piedras, ensangrentadas por el atardecer.

Volvíamos a nuestra terraza a beber vino.
¿Por qué siempre ese pálpito de un final aciago?
Nubes, en apariencia casi humanas,
se avistaban en el horizonte, por lo demás agradable
con el aire templado y el mar en calma.

De pronto, la noche sobre nosotros, sin estrellas.
Tú enciendes una vela, la llevas desnuda
a nuestro cuarto y la apagas enseguida.
Los pinos negros y los pastos, extrañamente quietos.