La literatura es la génesis de Dario Argento, no importa si filma o escribe: en su arte hay literatura. Y en su literatura está el horror. «En un abrir y cerrar de ojos y sin interrupción pasé de la masturbación al culto del horror y el misterio», dice en Paura, su autobiografía. Tenía trece años y había leído por primera vez Cuentos de lo grotesco y lo Arabesco, de Edgar Allan Poe.

Esto es Horror: una colección de relatos donde Argento nos arrastra a las zonas más oscuras de su macabra psiquis. Así funciona: Argento abre la puerta de su sótano, nos deja espiar y cuando menos lo esperamos nos empuja a una caída brutal. Estamos ciegos, no tenemos ojos y sin embargo no podemos dejar de avanzar. Nos mueve el miedo, pero también la curiosidad y el morbo, esos hilos que tan bien maneja.

Como personajes de sus cuentos, nos perdemos entre las ruinas del pasado y los rascacielos del futuro, paseamos a medianoche por museos vacíos, somos niños secuestrados en castillos góticos donde apenas podemos respirar. Nos ahogamos. Tratamos de no movernos: el monstruo está atento a cualquier sonido.

En estos seis relatos de Dario Argento —publicados por primera vez en español— están las huellas de su talento cinematográfico. Está la Villa de los Monstruos en la costa siciliana, la Galería Uffizi de Florencia, la Biblioteca Angelica en los laberintos de Roma... Pero también están los personajes clásicos: los perversos, las brujas, los asesinos, todos los demonios que necesitan sus historias, todos los eruditos, los brutos, los terroristas, los prescindibles, todas las víctimas.

No deberían necesitarse más palabras. Es medianoche, es la hora del baile, del miedo, es la hora de la lectura, y en la danza macabra a la que nos somete Horror se pone de manifiesto el verdadero sentir artístico de Dario Argento: la estilización del horror hasta convertirlo en una de las más bellas artes.