En pugna con las explicaciones “biografistas” del romanticismo crítico local pero atento a las derivas del sujeto y a los reflujos de la escritura, Noé Jitrik renueva en 1959 la lectura de Horacio Quiroga y reabre su caso. Considerado hasta entonces un “genio menor adecuado a nuestro provincianismo literario”, Quiroga deviene, con la publicación de Los desterrados en 1926, pionero de una literatura de fronteras que abandona al fin los ropajes modernistas y pone en juego una nueva dialéctica entre experiencia, literatura y mundo.

Jitrik apela a estudios contemporáneos de Ezequiel Martínez Estrada y Emir Rodríguez Monegal para fracturar la imagen cristalizada de Quiroga y, a la vez, revisar en detalle el derrotero poético del escritor rioplatense. Quiroga fue, en palabras de Jitrik, “un descubridor de mundos, un revelador de zonas escondidas, un escritor que se levanta por sobre sus propias limitaciones y su propia pesadez para proponer nuevas versiones de la realidad”

Horacio Quiroga - Noé Jitrik

$9.800
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En pugna con las explicaciones “biografistas” del romanticismo crítico local pero atento a las derivas del sujeto y a los reflujos de la escritura, Noé Jitrik renueva en 1959 la lectura de Horacio Quiroga y reabre su caso. Considerado hasta entonces un “genio menor adecuado a nuestro provincianismo literario”, Quiroga deviene, con la publicación de Los desterrados en 1926, pionero de una literatura de fronteras que abandona al fin los ropajes modernistas y pone en juego una nueva dialéctica entre experiencia, literatura y mundo.

Jitrik apela a estudios contemporáneos de Ezequiel Martínez Estrada y Emir Rodríguez Monegal para fracturar la imagen cristalizada de Quiroga y, a la vez, revisar en detalle el derrotero poético del escritor rioplatense. Quiroga fue, en palabras de Jitrik, “un descubridor de mundos, un revelador de zonas escondidas, un escritor que se levanta por sobre sus propias limitaciones y su propia pesadez para proponer nuevas versiones de la realidad”