La obra de Max Weber (1864-1920) se proyecta sobre nuestro siglo como una ráfaga de inquietante lucidez. Con mayor certeza que otros pensadores prestigiados por su radicalidad política, el sociólogo alemán supo señalar derroteros que hoy son incuestionables, como la creciente burocratización del mundo, la violencia como argumento legítimo de todo Estado y la naturaleza demoníaca de la política adquirida en nuestro siglo. Su Historia económica general es una pieza clave para la compresión del universo weberiano. A través de una clara y concisa exposición histórica, el autor va siguiendo el desarrollo del espíritu del capitalismo, estableciendo una teoría de los estamentos que asocia los fenómenos de la organización económica con los traumas de la cultura.

Weber estableció una sociología comparativa para el tiempo y para el espacio. En el tiempo histórico sigue el desarrollo de las distintas comunidades productivas: unidad doméstica, linaje, aldea y dominio señorial, esto en los términos de esa organización agraria que se va transmutando hacia la desintegración de los gremios y la aparición de los talleres, las mercancías y el dinero. En el espacio geográfico, destruye el eurocentrismo en sociología, al confrontar una y otra vez a Oriente con Occidente, a la magia con el Estado, a las castas místicas con las profecías racionales.

Espíritu contemporáneo, Weber, tras vivir los sangrientos acontecimientos berlineses de 1919, predijo antes de morir que nuestra época sufriría por la confrontación de vanguardias autodenominadas salvadoras de la humanidad y portadoras de ideologías omnicomprensivas y totales. Admirador y crítico de Marx y Nietzsche, comprendía la realidad social como un mundo fragmentado, susceptible de varias dimensiones críticas y analíticas, incapaz de ser adjetivado por una sola razón.

Además de esta Historia económica general, el FCE ha publicado de Weber su monumental Economía y Sociedad.

Historia económica general - Max Weber

$31.400
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La obra de Max Weber (1864-1920) se proyecta sobre nuestro siglo como una ráfaga de inquietante lucidez. Con mayor certeza que otros pensadores prestigiados por su radicalidad política, el sociólogo alemán supo señalar derroteros que hoy son incuestionables, como la creciente burocratización del mundo, la violencia como argumento legítimo de todo Estado y la naturaleza demoníaca de la política adquirida en nuestro siglo. Su Historia económica general es una pieza clave para la compresión del universo weberiano. A través de una clara y concisa exposición histórica, el autor va siguiendo el desarrollo del espíritu del capitalismo, estableciendo una teoría de los estamentos que asocia los fenómenos de la organización económica con los traumas de la cultura.

Weber estableció una sociología comparativa para el tiempo y para el espacio. En el tiempo histórico sigue el desarrollo de las distintas comunidades productivas: unidad doméstica, linaje, aldea y dominio señorial, esto en los términos de esa organización agraria que se va transmutando hacia la desintegración de los gremios y la aparición de los talleres, las mercancías y el dinero. En el espacio geográfico, destruye el eurocentrismo en sociología, al confrontar una y otra vez a Oriente con Occidente, a la magia con el Estado, a las castas místicas con las profecías racionales.

Espíritu contemporáneo, Weber, tras vivir los sangrientos acontecimientos berlineses de 1919, predijo antes de morir que nuestra época sufriría por la confrontación de vanguardias autodenominadas salvadoras de la humanidad y portadoras de ideologías omnicomprensivas y totales. Admirador y crítico de Marx y Nietzsche, comprendía la realidad social como un mundo fragmentado, susceptible de varias dimensiones críticas y analíticas, incapaz de ser adjetivado por una sola razón.

Además de esta Historia económica general, el FCE ha publicado de Weber su monumental Economía y Sociedad.