Nadie espera que, al despertarse un día, con mucha hambre de tostadas, haya un monstruo en la cocina. Pero resulta que un sábado, a Matías le pasa exactamente eso. ¿Es su imaginación o de verdad es un monstruo? Un monstruo peludo y gris, con cresta amarilla, cola rosa y garras anaranjadas. ¡Qué horror! Eso le sacaría el hambre hasta al más valiente. ¿Y qué hace Matías, entonces? Lo que haríamos todos: llamar a mamá. Que también lo ve, pero no de la misma manera en que lo vio Matías. “Hay un monstruo en la cocina” empieza así: desde una mirada, que va cambiando, como un reloj, como una brújula, para mostrarnos cómo cada uno de nosotros puede ver las cosas desde un punto de vista único e irrepetible: el propio. El final, tierno y gracioso, abre una ventana inesperada a la que podemos asomarnos para espiar algo asombroso: la mirada del pobre monstruo que fue sorprendido, in fraganti, con una cuchara, en esa cocina.

Hay un monstruo en la cocina - Patricia Strauch / Ilustrado por Natalia Aguerre

$22.500
Hay un monstruo en la cocina - Patricia Strauch / Ilustrado por Natalia Aguerre $22.500

Nadie espera que, al despertarse un día, con mucha hambre de tostadas, haya un monstruo en la cocina. Pero resulta que un sábado, a Matías le pasa exactamente eso. ¿Es su imaginación o de verdad es un monstruo? Un monstruo peludo y gris, con cresta amarilla, cola rosa y garras anaranjadas. ¡Qué horror! Eso le sacaría el hambre hasta al más valiente. ¿Y qué hace Matías, entonces? Lo que haríamos todos: llamar a mamá. Que también lo ve, pero no de la misma manera en que lo vio Matías. “Hay un monstruo en la cocina” empieza así: desde una mirada, que va cambiando, como un reloj, como una brújula, para mostrarnos cómo cada uno de nosotros puede ver las cosas desde un punto de vista único e irrepetible: el propio. El final, tierno y gracioso, abre una ventana inesperada a la que podemos asomarnos para espiar algo asombroso: la mirada del pobre monstruo que fue sorprendido, in fraganti, con una cuchara, en esa cocina.