H. está encerrado y debe hablar. Contar su historia. En su relato aparecen personajes que tienen en común el estar quebrados, y esa vulnerabilidad no es otra cosa que el reflejo de H. en el mundo: un ser desprendido de lo que lo rodea y que escribe para anclarse. Entre visiones místicas, impúdicas y escatológicas, H. se mueve por el borde de la cordura y crea espacios a los que solo él puede entrar. Con una escritura hipnótica y melancólica, Mateo Rovira lanza su primera novela como un artefacto explosivo. Siempre a punto de detonar, siempre a punto de dejar de existir. En H. hay humanidad, miedo y crueldad. Hay, también, una mente que crea para aliviarse. "Quedé mirándola desde la orilla, pensando en si la historia tendría sentido. En escribirla de otra manera. Tal vez nadie tuviese que morir. Tal vez nadie tuviese que desaparecer en la nieve. Le podría poner un nombre al camionero. O borrarla. Capaz la historia no era buena. Capaz no estaba bien narrada. Capaz era inverosímil. Capaz era insostenible. Capaz nadie tuviese que desaparecer en la nieve."