En 1971, la editorial Era publicó en su Serie Popular una selección de textos escritos en los años 60 por el comandante en jefe del Ejército Popular de la República Democrática de Vietnam (RDV), Vo Nguyen Giap, sobre la guerra de liberación que su país libró entre 1945 y 1954 para evitar que el ejército de Francia reocupara parte de su territorio. En 1945, los vietnamitas habían expulsado a los franceses y éstos, con apoyo estadounidense, aspiraban a recuperar Vietnam del Norte desde lo que llamaban Vietnam del Sur. Intitulado Guerra del pueblo, ejército del pueblo, el libro es prologado por el comandante Ernesto Ché Guevara, héroe militar de la Revolución Cubana. Está integrado con 20 artículos, una reseña geográfica e histórica y un anexo.

Al igual que Laos y Camboya, países con los que se configura la península Indochina –ubicada entre China (nororiente) y Tailandia, Birmania e India en el poniente– Vietnam tiene una historia que data de hace dos mil 700 años; su territorio ocupa 330 mil kilómetros cuadrados; durante mucho tiempo vivió bajo el dominio del Imperio chino; pero en el año 938 se independizó, y en el Siglo XIII sostuvo una larga guerra de resistencia a las invasiones mongolas. En el Siglo XIX, el imperialismo francés se apoderó de Indochina, pero el pueblo vietnamita jamás dejó de luchar. En los años 20 y 30 del Siglo XX, la resistencia vietnamita adoptó la ideología marxista; y en 1939, a partir de la presencia militar japonesa y el Koumintang chino (Chiang Kai-shek habilitó 200 mil soldados), amplió su capacidad de lucha hasta concretar su liberación parcial junto a Ho Chi Min (1890-1969), líder del Partido de los Trabajadores (PTV, comunista, fundado en 1930) y primer presidente de Vietnam en la era moderna.

El general Giap (1911-1913: ¡vivió 102 años!) resume el éxito de la guerra de liberación vietnamita en la consigna político-militar dictada por el PTV a los combatientes: “dinamismo, iniciativa, movilidad y decisión rápida”; en la habilitación de una estrategia de “guerra prolongada” que inicialmente fue de resistencia y desgaste del enemigo con base en la “guerra de guerrillas”; luego en la búsqueda del equilibrio de fuerzas con el ejército galo; más adelante en su evolución a “guerra de movimiento” –mediante la integración de unidades de mayor complexión física (secciones, compañías, batallones, etc.)– y finalmente en el avance hacia una “guerra de posiciones” (frentes fortificados). En las dos primeras fases, los vietnamitas pelearon con lanzas, cuchillos, arcos, ballestas y trabucos contra los invasores, quienes estaban provistos de artillería terrestre y aérea (cañones, tanques y aviones), fusiles de repetición y bombas de napalm (gelatina incendiaria).

Sin embargo, el gran estratega vietnamita destaca que su ejército tenía dos ventajas de imposible presencia entre los militares imperialistas de Francia y Estados Unidos: la justa defensa de su patria y el apoyo social y político de la mayor parte del pueblo. Ejército y pueblo –dice Gia– eran “un mismo corazón”, y en el curso de toda guerra, “el pueblo es al ejército lo que el agua a los peces”.

 

***Consultar Stock***

Guerra Del Pueblo Ejercito Del Pueblo - Vo Nguyen Giap

$11.500
Guerra Del Pueblo Ejercito Del Pueblo - Vo Nguyen Giap $11.500

En 1971, la editorial Era publicó en su Serie Popular una selección de textos escritos en los años 60 por el comandante en jefe del Ejército Popular de la República Democrática de Vietnam (RDV), Vo Nguyen Giap, sobre la guerra de liberación que su país libró entre 1945 y 1954 para evitar que el ejército de Francia reocupara parte de su territorio. En 1945, los vietnamitas habían expulsado a los franceses y éstos, con apoyo estadounidense, aspiraban a recuperar Vietnam del Norte desde lo que llamaban Vietnam del Sur. Intitulado Guerra del pueblo, ejército del pueblo, el libro es prologado por el comandante Ernesto Ché Guevara, héroe militar de la Revolución Cubana. Está integrado con 20 artículos, una reseña geográfica e histórica y un anexo.

Al igual que Laos y Camboya, países con los que se configura la península Indochina –ubicada entre China (nororiente) y Tailandia, Birmania e India en el poniente– Vietnam tiene una historia que data de hace dos mil 700 años; su territorio ocupa 330 mil kilómetros cuadrados; durante mucho tiempo vivió bajo el dominio del Imperio chino; pero en el año 938 se independizó, y en el Siglo XIII sostuvo una larga guerra de resistencia a las invasiones mongolas. En el Siglo XIX, el imperialismo francés se apoderó de Indochina, pero el pueblo vietnamita jamás dejó de luchar. En los años 20 y 30 del Siglo XX, la resistencia vietnamita adoptó la ideología marxista; y en 1939, a partir de la presencia militar japonesa y el Koumintang chino (Chiang Kai-shek habilitó 200 mil soldados), amplió su capacidad de lucha hasta concretar su liberación parcial junto a Ho Chi Min (1890-1969), líder del Partido de los Trabajadores (PTV, comunista, fundado en 1930) y primer presidente de Vietnam en la era moderna.

El general Giap (1911-1913: ¡vivió 102 años!) resume el éxito de la guerra de liberación vietnamita en la consigna político-militar dictada por el PTV a los combatientes: “dinamismo, iniciativa, movilidad y decisión rápida”; en la habilitación de una estrategia de “guerra prolongada” que inicialmente fue de resistencia y desgaste del enemigo con base en la “guerra de guerrillas”; luego en la búsqueda del equilibrio de fuerzas con el ejército galo; más adelante en su evolución a “guerra de movimiento” –mediante la integración de unidades de mayor complexión física (secciones, compañías, batallones, etc.)– y finalmente en el avance hacia una “guerra de posiciones” (frentes fortificados). En las dos primeras fases, los vietnamitas pelearon con lanzas, cuchillos, arcos, ballestas y trabucos contra los invasores, quienes estaban provistos de artillería terrestre y aérea (cañones, tanques y aviones), fusiles de repetición y bombas de napalm (gelatina incendiaria).

Sin embargo, el gran estratega vietnamita destaca que su ejército tenía dos ventajas de imposible presencia entre los militares imperialistas de Francia y Estados Unidos: la justa defensa de su patria y el apoyo social y político de la mayor parte del pueblo. Ejército y pueblo –dice Gia– eran “un mismo corazón”, y en el curso de toda guerra, “el pueblo es al ejército lo que el agua a los peces”.

 

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