¿Cuántos conocíamos a Hanns Sachs antes de este libro en castellano, más allá de una leve familiaridad con su nombre, una difusa ubicación en los tiempos fundacionales del psicoanálisis? Seguramente muy pocos. Una ignorancia reforzada por la antipatía hacia el destino final de Sachs, los Estados Unidos, y su política respecto del psicoanálisis, “más profanado que profano”, como define Carlos Prina en su bello prólogo, que funciona como un erudito estudio preliminar.

El libro es un testimonio personal, una descripción cercana, amorosa, pero no por eso menos ajustada, de Freud como "sujeto", un Freud con rasgos que no habían sido descritos hasta ahora. El Freud de Sachs es una descripción de sus “rasgos personales esenciales”, en su vida cotidiana, con sus allegados, su círculo íntimo, sus discípulos, para producir un “retrato mosaico que, si los dioses son propicios, insuflará un aliento de vida y podrá resultar favorable a los ojos de los hombres.” Aunque Sachs sabe que también puede ser un basural para los carroñeros de la historia.

Como señaló Luis Gusmán en la presentación de libro, el autor no es en ningún momento ambivalente. Sabe el lugar que ocupó para Freud, sabe que el maestro no encontró en él cualidades que estimara en mayor medida: “En nuestro vínculo faltaba algo, aquello que lleva a una intimidad espontánea entre caracteres que comparten el tono y el tipo.” Pero esa diferencia que da por sentada, es la falla indispensable para que la escritura sea posible...

Freud maestro y amigo - Hanns Sachs

$15.900
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¿Cuántos conocíamos a Hanns Sachs antes de este libro en castellano, más allá de una leve familiaridad con su nombre, una difusa ubicación en los tiempos fundacionales del psicoanálisis? Seguramente muy pocos. Una ignorancia reforzada por la antipatía hacia el destino final de Sachs, los Estados Unidos, y su política respecto del psicoanálisis, “más profanado que profano”, como define Carlos Prina en su bello prólogo, que funciona como un erudito estudio preliminar.

El libro es un testimonio personal, una descripción cercana, amorosa, pero no por eso menos ajustada, de Freud como "sujeto", un Freud con rasgos que no habían sido descritos hasta ahora. El Freud de Sachs es una descripción de sus “rasgos personales esenciales”, en su vida cotidiana, con sus allegados, su círculo íntimo, sus discípulos, para producir un “retrato mosaico que, si los dioses son propicios, insuflará un aliento de vida y podrá resultar favorable a los ojos de los hombres.” Aunque Sachs sabe que también puede ser un basural para los carroñeros de la historia.

Como señaló Luis Gusmán en la presentación de libro, el autor no es en ningún momento ambivalente. Sabe el lugar que ocupó para Freud, sabe que el maestro no encontró en él cualidades que estimara en mayor medida: “En nuestro vínculo faltaba algo, aquello que lleva a una intimidad espontánea entre caracteres que comparten el tono y el tipo.” Pero esa diferencia que da por sentada, es la falla indispensable para que la escritura sea posible...