«“Quiero recordar mi voz de niño”, dice el narrador al comenzar uno de los capítulos, y en el ejercicio de la evocación se reconstruye esa voz. Esta es una novela de iniciación o aprendizaje, una bildungsroman, pues a lo largo de sus páginas acompañamos al protagonista en la transición de la niñez a la madurez física y emocional. Pero este pasaje no es sencillo, ya que debe atravesar una serie de pruebas sociales e individuales (carencias económicas, exclusión, prejuicios, ruptura de estereotipos, violencia, abusos).
En todo el libro hay una fuerte presencia de lo sensorial, el texto late, ninguna imagen está elegida azarosamente. Repito, el texto late, se huele, se oye, se toca, se ve. El texto late. Frankie no es solo una voz, es también el cuerpo de un niño que crece en un entorno que lo oprime y desarma, sin embargo, a través de la memoria y la palabra logra reconstruirse». Paula Novoa

 
 
 «Al terminar de leer, ya se extraña a Frankie, un niño al que intentaron robarle la infancia. Sin embargo, no pudieron. En esta novela, habla el niño que siente como niño, que juega como niño y piensa como tal. Lo conocemos y aprendemos a quererlo, necesitamos abrazarlo y decirle que todo va a estar bien. Y todo está bien. Porque Frankie tiene a Daniel, que con su pluma cuenta lo que otros no le permitieron. Le da una voz que se hace escuchar, y lo ayuda a exorcizar fantasmas. Daniel Villaverde, junto a Frankie, comparte lo difícil y lo transforma en arte». Marcela Roca Iglesias

Frankie - Daniel Villaverde

$14.900
Frankie - Daniel Villaverde $14.900
 «“Quiero recordar mi voz de niño”, dice el narrador al comenzar uno de los capítulos, y en el ejercicio de la evocación se reconstruye esa voz. Esta es una novela de iniciación o aprendizaje, una bildungsroman, pues a lo largo de sus páginas acompañamos al protagonista en la transición de la niñez a la madurez física y emocional. Pero este pasaje no es sencillo, ya que debe atravesar una serie de pruebas sociales e individuales (carencias económicas, exclusión, prejuicios, ruptura de estereotipos, violencia, abusos).
En todo el libro hay una fuerte presencia de lo sensorial, el texto late, ninguna imagen está elegida azarosamente. Repito, el texto late, se huele, se oye, se toca, se ve. El texto late. Frankie no es solo una voz, es también el cuerpo de un niño que crece en un entorno que lo oprime y desarma, sin embargo, a través de la memoria y la palabra logra reconstruirse». Paula Novoa

 
 
 «Al terminar de leer, ya se extraña a Frankie, un niño al que intentaron robarle la infancia. Sin embargo, no pudieron. En esta novela, habla el niño que siente como niño, que juega como niño y piensa como tal. Lo conocemos y aprendemos a quererlo, necesitamos abrazarlo y decirle que todo va a estar bien. Y todo está bien. Porque Frankie tiene a Daniel, que con su pluma cuenta lo que otros no le permitieron. Le da una voz que se hace escuchar, y lo ayuda a exorcizar fantasmas. Daniel Villaverde, junto a Frankie, comparte lo difícil y lo transforma en arte». Marcela Roca Iglesias