Temas políticos e históricos, como la unión de naciones y la idea de progreso son tratados por Kant con el más apasionado rigor en este libro. Pese a que el pensamiento político de Kant y sus meditaciones sobre la historia se le tienen como reflexiones de última hora sin relación mayor con su obra crítica central, si algo caracteriza al filósofo es su preocupación por este mundo, y este mundo, hasta ahora, se nos presenta envuelto en una atmósfera política. En este tenor, dice Kant en uno de los cinco ensayos que constituyen esta obra: «Es tan cómodo no estar emancipado. Tengo a mi disposición un libro que me presta su inteligencia, un cura de almas que me ofrece su conciencia, un médico que me prescribe las dietas, etc., etc., así que no necesito molestarme. Si puedo pagar, no me hace falta pensar: ya habrá otros que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea».
La traducción y el prólogo de Eugenio Ímaz enriquecen esta Filosofía de la historia, donde la autonomía de la ley rescata para el hombre el centro de la creación.

Filosofía de la historia - Emmanuel Kant

$10.500
Filosofía de la historia - Emmanuel Kant $10.500

Temas políticos e históricos, como la unión de naciones y la idea de progreso son tratados por Kant con el más apasionado rigor en este libro. Pese a que el pensamiento político de Kant y sus meditaciones sobre la historia se le tienen como reflexiones de última hora sin relación mayor con su obra crítica central, si algo caracteriza al filósofo es su preocupación por este mundo, y este mundo, hasta ahora, se nos presenta envuelto en una atmósfera política. En este tenor, dice Kant en uno de los cinco ensayos que constituyen esta obra: «Es tan cómodo no estar emancipado. Tengo a mi disposición un libro que me presta su inteligencia, un cura de almas que me ofrece su conciencia, un médico que me prescribe las dietas, etc., etc., así que no necesito molestarme. Si puedo pagar, no me hace falta pensar: ya habrá otros que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea».
La traducción y el prólogo de Eugenio Ímaz enriquecen esta Filosofía de la historia, donde la autonomía de la ley rescata para el hombre el centro de la creación.