Estado de sospecha aborda la colaboración del periodismo con la última dictadura militar a partir del caso de Luis María Castellanos (1943-2005), periodista reconocido en los años 70 y 80 cuya carrera entró en declive luego de ser denunciado durante el Juicio a las Juntas Militares como asesor de Eduardo Emilio Massera. El libro se propone indagar en aspectos poco investigados de la temática, como la relación entre periodismo y servicios de inteligencia y la complicidad de las empresas periodísticas con la última dictadura militar. Secundariamente, aborda el robo de textos de Rodolfo Walsh después de su asesinato (Castellanos trabajó con Walsh en el diario Noticias y en 1996 fue indagado por el robo de esos papeles).