La eroticidad y sus implicancias epistemológicas y políticas se plantean como una gran provocación para quienes estamos vinculad*s al campo de la pedagogía y de la educación. Como educadora inquieta por las relaciones entre sexualidades, géneros, deseos, afectos y pedagogías, las interpelaciones a las deseabilidades que construye el conocimiento escolar institucionalizado, ya sea en relación a los cuerpos, las identidades o a los propios objetos a los que se le adhieren afectos, nos convocan a abrir incómodos y espinosos interrogantes sobre los marcos normativos de ese saber y sus efectos performativos sobre la producción corporal, en especial de la infancia. Asimismo, conviene hurgar en la deseabilidad de ciertos modos de enseñanza, muchos de ellos sofocantemente autoritarios a la vez que gratamente deseados.

En esta obra de Beto hay riesgo y pasión intelectual, potencia política colectiva. Hay cuerpo teórico, hay carne que late extasiada, cuerpo marica y tembloroso con el que habita el mundo, y también (nos) lo vuelve habitable al proponernos y desafiarnos a leer y explorar un mapa siempre inconcluso, provisorio y precario, del desgobierno erótico de sí. Como un trabajo de autopoiesis que no se imagina en un paraíso desprovisto de toda norma, estas minúsculas desujeciones encuentran en la ficción de las producciones artístico-políticas una poderosa táctica de reconfiguración de la materialidad. En este contexto de derechización ultraneoliberal, con políticas criminales implementadas bajo el signo del shock por un gobierno democrático, este libro como construcción teórica y política acentuada desde el sur, resulta corporal y amorosamente comprometido con la afiebrada premura ética por hacer de nuestros cuerpos vidas vivibles ante las regulaciones y coacciones provistas por una disciplinante escalada del pánico sexual, la promesa securitista y punitivista espoleada por el discurso tecnomediático y asumida como demanda mayoritaria.
 
Eroticidades precarias es una indispensable caja de rastros, sospechas y presagios para interrogar las políticas sexuales, las poéticas de los afectos, las acciones políticas, los haceres pedagógicos, las prácticas artísticas, y para hacer temblar los vocabularios del odio y las lenguas excéntricas y flamígeras de la disidencia. 
 
val flores

Eroticidades precarias: la ontología corporal de Judith Butler - Alberto Beto Canseco

$12.000
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La eroticidad y sus implicancias epistemológicas y políticas se plantean como una gran provocación para quienes estamos vinculad*s al campo de la pedagogía y de la educación. Como educadora inquieta por las relaciones entre sexualidades, géneros, deseos, afectos y pedagogías, las interpelaciones a las deseabilidades que construye el conocimiento escolar institucionalizado, ya sea en relación a los cuerpos, las identidades o a los propios objetos a los que se le adhieren afectos, nos convocan a abrir incómodos y espinosos interrogantes sobre los marcos normativos de ese saber y sus efectos performativos sobre la producción corporal, en especial de la infancia. Asimismo, conviene hurgar en la deseabilidad de ciertos modos de enseñanza, muchos de ellos sofocantemente autoritarios a la vez que gratamente deseados.

En esta obra de Beto hay riesgo y pasión intelectual, potencia política colectiva. Hay cuerpo teórico, hay carne que late extasiada, cuerpo marica y tembloroso con el que habita el mundo, y también (nos) lo vuelve habitable al proponernos y desafiarnos a leer y explorar un mapa siempre inconcluso, provisorio y precario, del desgobierno erótico de sí. Como un trabajo de autopoiesis que no se imagina en un paraíso desprovisto de toda norma, estas minúsculas desujeciones encuentran en la ficción de las producciones artístico-políticas una poderosa táctica de reconfiguración de la materialidad. En este contexto de derechización ultraneoliberal, con políticas criminales implementadas bajo el signo del shock por un gobierno democrático, este libro como construcción teórica y política acentuada desde el sur, resulta corporal y amorosamente comprometido con la afiebrada premura ética por hacer de nuestros cuerpos vidas vivibles ante las regulaciones y coacciones provistas por una disciplinante escalada del pánico sexual, la promesa securitista y punitivista espoleada por el discurso tecnomediático y asumida como demanda mayoritaria.
 
Eroticidades precarias es una indispensable caja de rastros, sospechas y presagios para interrogar las políticas sexuales, las poéticas de los afectos, las acciones políticas, los haceres pedagógicos, las prácticas artísticas, y para hacer temblar los vocabularios del odio y las lenguas excéntricas y flamígeras de la disidencia. 
 
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