La proliferación de discursos y prácticas ligadas al feminismo no siempre ha logrado traducirse en la conquista de mayores espacios institucionales. Tanto para la formulación de problemáticas específicas, ligadas a las perspectivas de género, como para la producción teórica y la elaboración de políticas públicas que tengan como centro a la mujer y a las disidencias, hay un desafío que consiste en transformar las relaciones de género con los criterios de una igualdad social, cuyo horizonte y promesa es imperativo ético y urgencia en estado práctico. No es habitual que una institución del Estado, en este caso el Ministerio de Economía, a través del Premio Mecon (Concurso Federal de Ensayos de Economía y Género), abra sus poros a la agenda de los nuevos movimientos sociales para hacer de las premisas "a igual trabajo, igual remuneración" y "a cada quién según su necesidad" el centro de sus políticas, aún sabiendo que lo que debería ser punto de partida es parte de un dificultoso recorrido a cuya conquista apostamos con estas iniciativas que buscan estimular la reflexión colectiva.