“Inmediatamente después del acontecimiento que sorprendió a todo el mundo político como un trueno en cielo sereno, que maldecido por unos con gritos de indignación virtuosa, y acogido por otros como el acto que traía la salud fuera de la revolución y como el castigo del desconcierto provocado por ella, pero objeto de asombro y de incomprensión para todos, Marx hizo de él una exposición corta, epigramática. En ella explicaba toda la marcha de los acontecimientos sobrevenidos en Francia desde las jornadas de febrero en sus relaciones internas, mostraba cómo el milagro del 2 de diciembre no era más que el resultado natural, necesario, de esas relaciones, sin necesitar tratar del héroe del golpe de Estado más que con un desprecio bien merecido. El cuadro estaba pintado con una maestría tal, que todas las revelaciones hechas después no han hecho más que aportar nuevas pruebas de la fidelidad con que refleja la realidad.
Esta notable comprensión de la historia cotidiana viviente, esta clara inteligencia de los acontecimientos, en el momento mismo en que se desarrollaban, es, en efecto, sin ejemplo.

El XVIII Brumario de Luis Bonaparte - Karl Marx

$16.000
El XVIII Brumario de Luis Bonaparte - Karl Marx $16.000

“Inmediatamente después del acontecimiento que sorprendió a todo el mundo político como un trueno en cielo sereno, que maldecido por unos con gritos de indignación virtuosa, y acogido por otros como el acto que traía la salud fuera de la revolución y como el castigo del desconcierto provocado por ella, pero objeto de asombro y de incomprensión para todos, Marx hizo de él una exposición corta, epigramática. En ella explicaba toda la marcha de los acontecimientos sobrevenidos en Francia desde las jornadas de febrero en sus relaciones internas, mostraba cómo el milagro del 2 de diciembre no era más que el resultado natural, necesario, de esas relaciones, sin necesitar tratar del héroe del golpe de Estado más que con un desprecio bien merecido. El cuadro estaba pintado con una maestría tal, que todas las revelaciones hechas después no han hecho más que aportar nuevas pruebas de la fidelidad con que refleja la realidad.
Esta notable comprensión de la historia cotidiana viviente, esta clara inteligencia de los acontecimientos, en el momento mismo en que se desarrollaban, es, en efecto, sin ejemplo.