No es derrotando al Estado social ni esforzándose por restaurarlo como un monumento histórico que se encontrará una salida a la crisis social y ecológica. Es repensando su arquitectura a la luz del mundo tal como es y tal como quisiéramos que fuera. Y, hoy como ayer, la clave de boveda será el estatuto del trabajo. Frente a la quiebra moral, social, ecológica y financiera del neoliberalismo, el horizonte del trabajo en el siglo XXI es el de su emancipación del reino exclusivo de la mercancía. Como muestra el caso del trabajo de investigación, los estatutos protesionales que han resistido a la dinámicaa del Mercado total no son por tanto fósiles de un mundo llamado a desaparecer, sino más bien los germenes de un régimen de trabajo realmente humano, que de lugar al sentido y al contenido del trabajo -es decir, a la realización de una obra.

El trabajo no es una mercancía - Alan Supiot

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No es derrotando al Estado social ni esforzándose por restaurarlo como un monumento histórico que se encontrará una salida a la crisis social y ecológica. Es repensando su arquitectura a la luz del mundo tal como es y tal como quisiéramos que fuera. Y, hoy como ayer, la clave de boveda será el estatuto del trabajo. Frente a la quiebra moral, social, ecológica y financiera del neoliberalismo, el horizonte del trabajo en el siglo XXI es el de su emancipación del reino exclusivo de la mercancía. Como muestra el caso del trabajo de investigación, los estatutos protesionales que han resistido a la dinámicaa del Mercado total no son por tanto fósiles de un mundo llamado a desaparecer, sino más bien los germenes de un régimen de trabajo realmente humano, que de lugar al sentido y al contenido del trabajo -es decir, a la realización de una obra.