El libro de Ana es un bosque. Un rayo rompe sobre cada palabra y revela la entrada. Los poemas flotan, la continuidad de uno a otro modifica la percepción. No hay un pasar de página, no hay vacío o salto entre. Es justamente el entramado de las sombras de troncos antiquísimos lo que configura la espacialidad de El resto es caída. La escritura de Ana da pasos finos sobre la llanura de la memoria. Los versos son el eco del movimiento. Un cuerpo se desploma y mientras viaja a lo hondo se pregunta: ¿dónde queda el lugar de la caída? ¿cuánto tiempo dura caer? Silencio. Aferrarse es una variante de la construcción. Las palabras son flechitas de una brújula delicada que alumbra un estar posible, entre el peso de lo que duele y el transcurrir. La poeta escribe con la pluma en la boca y deja aparecer mínimos fluidos con los cuales siembra la propia herida e ilumina la casa. El corazón de la escritura de Ana Abbate es una conversación que supera los bordes e inaugura la idea de que escribir es una despedida abierta

el resto es caída - Ana Abbate

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El libro de Ana es un bosque. Un rayo rompe sobre cada palabra y revela la entrada. Los poemas flotan, la continuidad de uno a otro modifica la percepción. No hay un pasar de página, no hay vacío o salto entre. Es justamente el entramado de las sombras de troncos antiquísimos lo que configura la espacialidad de El resto es caída. La escritura de Ana da pasos finos sobre la llanura de la memoria. Los versos son el eco del movimiento. Un cuerpo se desploma y mientras viaja a lo hondo se pregunta: ¿dónde queda el lugar de la caída? ¿cuánto tiempo dura caer? Silencio. Aferrarse es una variante de la construcción. Las palabras son flechitas de una brújula delicada que alumbra un estar posible, entre el peso de lo que duele y el transcurrir. La poeta escribe con la pluma en la boca y deja aparecer mínimos fluidos con los cuales siembra la propia herida e ilumina la casa. El corazón de la escritura de Ana Abbate es una conversación que supera los bordes e inaugura la idea de que escribir es una despedida abierta