El libro de la almohada (??? Makura no Soshi?) es un diario escrito por la autora japonesa Sei Shonagon, dama de la corte de la emperatriz Sadako, hacia el año 1000, durante la era Heian. Posiblemente sea el nikki o diario íntimo más famoso de la literatura japonesa. También ha sido calificado como "tratado" porque, a lo largo de sus trescientos breves capítulos, además de descripciones de la vida de la corte, incluye partes enteras de aforismos y reflexiones muy cercanas al ensayo en las que la agudeza de la observación y el refinamiento estilístico se conjugan con la ironía y la libertad de juzgar.

Por otro lado, hay secciones que son verdaderos catálogos de nombres de plantas, de pájaros, de flores, que dan lugar también a listas de cosas acongojantes, cosas que dan vergüenza, cosas tranquilizadoras.

Como señalara André Beaujard, único traductor al francés de la obra, a Sei Shonagon le gusta evocar los sentimientos más fugitivos, la evanescencia de las cosas. Busca la palabra justa con un estilo elegante que no excluye una expresión vigorosa.

Por su parte, Octavio Paz, admirado ante la belleza y la transparencia de su prosa, descubre en ella un mundo milagrosamente suspendido en sí mismo, cercano y remoto a un tiempo, como encerrado en una esfera de cristal.

 

El libro de la almohada - Sei Shonagon

$19.500
El libro de la almohada - Sei Shonagon $19.500

El libro de la almohada (??? Makura no Soshi?) es un diario escrito por la autora japonesa Sei Shonagon, dama de la corte de la emperatriz Sadako, hacia el año 1000, durante la era Heian. Posiblemente sea el nikki o diario íntimo más famoso de la literatura japonesa. También ha sido calificado como "tratado" porque, a lo largo de sus trescientos breves capítulos, además de descripciones de la vida de la corte, incluye partes enteras de aforismos y reflexiones muy cercanas al ensayo en las que la agudeza de la observación y el refinamiento estilístico se conjugan con la ironía y la libertad de juzgar.

Por otro lado, hay secciones que son verdaderos catálogos de nombres de plantas, de pájaros, de flores, que dan lugar también a listas de cosas acongojantes, cosas que dan vergüenza, cosas tranquilizadoras.

Como señalara André Beaujard, único traductor al francés de la obra, a Sei Shonagon le gusta evocar los sentimientos más fugitivos, la evanescencia de las cosas. Busca la palabra justa con un estilo elegante que no excluye una expresión vigorosa.

Por su parte, Octavio Paz, admirado ante la belleza y la transparencia de su prosa, descubre en ella un mundo milagrosamente suspendido en sí mismo, cercano y remoto a un tiempo, como encerrado en una esfera de cristal.