Con El hombre de cristal finaliza la Trilogía de Santa Fe, el ciclo de novelas que Carlos Bernatek iniciara con La noche litoral y prosiguiera con Jardín primitivo. Independientes como unidades narrativas, los textos están vertebrados centralmente por la voz coloquial que los atraviesa y unifica. El lugar –una ciudad de Santa Fe real y paródica a la vez– excede la condición de marco y deviene protagonista, condicionando, como los antiguos Hados, la historia de Ovidio Balán, actor principal de las dos iniciales, que en El hombre de cristal cede esa centralidad a un peculiar Jota, en muchos aspectos su contracara, con quien establece el vínculo de un espejo invertido. Los hechos de ese presente continuo discurren sin evitar la evocación del pasado, causa difusa y persistente de lo que sucede, donde lo verídico se superpone a la ficción. Bajo esas claves abiertas la novela se dispara hacia un desenlace de oscuro sarcasmo.

 

Bernatek logra el inusitado tono de un sainete punk, un costumbrismo delirante, guaso y porno. No hay culto de ningún género en especial, pero sin duda marca una atractiva variación para el grotesco del siglo XXI.

Soledad Quereilhac, La Nación (sobre La noche litoral)

 

La noche litoral, extraordinaria novela de Carlos Bernatek, mete la cuchilla afilada hasta el fondo de una lengua que se construye en el dilema del aburguesamiento penoso del asalariado o en las desventuras próximas al delito.

Silvina Friera, Página/12

El hombre de cristal - Carlos Bernatek

$11.300
El hombre de cristal - Carlos Bernatek $11.300

Con El hombre de cristal finaliza la Trilogía de Santa Fe, el ciclo de novelas que Carlos Bernatek iniciara con La noche litoral y prosiguiera con Jardín primitivo. Independientes como unidades narrativas, los textos están vertebrados centralmente por la voz coloquial que los atraviesa y unifica. El lugar –una ciudad de Santa Fe real y paródica a la vez– excede la condición de marco y deviene protagonista, condicionando, como los antiguos Hados, la historia de Ovidio Balán, actor principal de las dos iniciales, que en El hombre de cristal cede esa centralidad a un peculiar Jota, en muchos aspectos su contracara, con quien establece el vínculo de un espejo invertido. Los hechos de ese presente continuo discurren sin evitar la evocación del pasado, causa difusa y persistente de lo que sucede, donde lo verídico se superpone a la ficción. Bajo esas claves abiertas la novela se dispara hacia un desenlace de oscuro sarcasmo.

 

Bernatek logra el inusitado tono de un sainete punk, un costumbrismo delirante, guaso y porno. No hay culto de ningún género en especial, pero sin duda marca una atractiva variación para el grotesco del siglo XXI.

Soledad Quereilhac, La Nación (sobre La noche litoral)

 

La noche litoral, extraordinaria novela de Carlos Bernatek, mete la cuchilla afilada hasta el fondo de una lengua que se construye en el dilema del aburguesamiento penoso del asalariado o en las desventuras próximas al delito.

Silvina Friera, Página/12