Debates feministas sobre el cuerpo, la naturaleza y las ciencias.

Autorxs:

Ariel Martínez, Donna Haraway, Eduardo Mattio, Julieta Massacese, Karen Barad, Lu Ciccia, Lucía Ariza, María Inés La Greca, Mariela Solana

 

“La biología no es destino” es una famosa expresión de la segunda ola feminista que pone en primer plano el rechazo a las explicaciones biologicistas y la insistencia en el carácter social de la desigualdad de género. Este lema fue invocado también para afirmar que la teoría feminista ha sido recelosa de la biología entendida como vida y como disciplina que estudia esa vida.

En este libro nos hacemos eco del lema feminista pero no como un modo de alejarnos de las ciencias naturales sino como una invitación a explorar figuras que muestren el carácter contingente y dinámico del cuerpo y la materia.

Ahora bien, si la biología no es destino, creemos que tampoco el discurso lo es. De nada sirve multiplicar las imágenes de lo natural si vamos a seguir pensando que el discurso es solo lo que fija o detiene. Es por esto que entendemos a las ciencias como conocimientos situados: posiciones en debate que se hacen responsables de justificar sus afirmaciones.

Revalorizar las ciencias naturales no implicaría caer en posturas cientificistas como las que defienden los movimientos anti-género o los feminismos transexcluyentes. Tampoco, desentendernos del vínculo entre ciencia, discurso y poder. Proponemos dejar atrás el pensamiento maniqueo y echar un manto de duda sobre cualquier destino, ya sea natural o social.

El discurso no es destino - María Inés La Greca / Mariela Solana (comps)

$17.000
El discurso no es destino - María Inés La Greca / Mariela Solana (comps) $17.000

Debates feministas sobre el cuerpo, la naturaleza y las ciencias.

Autorxs:

Ariel Martínez, Donna Haraway, Eduardo Mattio, Julieta Massacese, Karen Barad, Lu Ciccia, Lucía Ariza, María Inés La Greca, Mariela Solana

 

“La biología no es destino” es una famosa expresión de la segunda ola feminista que pone en primer plano el rechazo a las explicaciones biologicistas y la insistencia en el carácter social de la desigualdad de género. Este lema fue invocado también para afirmar que la teoría feminista ha sido recelosa de la biología entendida como vida y como disciplina que estudia esa vida.

En este libro nos hacemos eco del lema feminista pero no como un modo de alejarnos de las ciencias naturales sino como una invitación a explorar figuras que muestren el carácter contingente y dinámico del cuerpo y la materia.

Ahora bien, si la biología no es destino, creemos que tampoco el discurso lo es. De nada sirve multiplicar las imágenes de lo natural si vamos a seguir pensando que el discurso es solo lo que fija o detiene. Es por esto que entendemos a las ciencias como conocimientos situados: posiciones en debate que se hacen responsables de justificar sus afirmaciones.

Revalorizar las ciencias naturales no implicaría caer en posturas cientificistas como las que defienden los movimientos anti-género o los feminismos transexcluyentes. Tampoco, desentendernos del vínculo entre ciencia, discurso y poder. Proponemos dejar atrás el pensamiento maniqueo y echar un manto de duda sobre cualquier destino, ya sea natural o social.