Año1 - Número 1 - 2020

Editorial

Eloína Coronel: Una cuarentorta cantautora

Lorena Carpanchay: Bagualera de los Valles Calchaquíes

Peter Pank: Una luz capaz de transformar los días venideros

Que nos encuentren juntas: Las minervas de Uruguay

DIVERSIVAL Festival de Arte y Cultura LGBTIQ+ Tucuman

(es)coger es político de Isma Rodríguez

Vivir y querer nuestras vidas Guillermina Huarte

Diario de una Travesti Barby Guaman

 

El Deleite de los Cuerpos cumple 10 años, una década de intervenciones artístico-políticas de la disidencia sexual y corporal; y lo queremos festejar por muchas razones, pero sobre todo porque a putas, tortas, travas, trans, maricas, no binarixs, gordxs, piqueterxs, sudacas, nos encanta la fiesta. También porque celebramos la resistencia que significa estar y haber creado un mundo para encontrarnos a compartir nuestro arte con personas de diferentes ciudades. El Deleite es nuestra excusa para eso. Cuando todo pareciera transcurrir en la ciudad de la furia, insistir en generar festivales en distintos puntos de la región es clave. Es sostén de vivencias, es posibilidad de construir circuitos propios de creación y difusión de arte y pensamiento, es propiciar miradas críticas y activismos situados, es disputar cultura.

Este festival nació con la intención política y afectiva de generar espacios para reunir nuestros existenciarios sexo-disidentes, para propiciar, difundir y disfrutar de nuestras narraciones, de nuestras producciones artísticas. Con el pasar del tiempo es grande el archivo afectivo construido. Multitud de gestos, de roces, de puestas en común, de bebidas y claroscuros van reconfigurando, a veces de manera intangible, este archivo desobediente de las normas de la moralidad sexual en esta ciudad de las campanas, pacata, policial, incendiaria en todos los sentidos. En 10 años que no fueron homogéneos, pasaron muchas personas por la organización, cada quien dejó su huella en este entramado que es nuestra historia. En cada edición atendimos las singularidades contextuales de cada coyuntura y tomamos posición con nuestros cuerpos en las calles, los escenarios, en la gestión y organización, así como en la creación.

Este año, la pandemia recrudeció las vulnerabilidades que nuestras formas de existencia intentan resistir cotidianamente. El capitalismo colonialista en su ferocidad desgarra aún más los vínculos que veníamos construyendo. La precariedad del entre-cuerpos que se trastoca y la acuciante necesidad de sobrevivir parecieran hacer de la disputa cultural algo insignificante o no urgente. Se le exige al campo artístico callar “hasta que pase” o se reconfigure la “nueva normalidad”, invisibilizando la cantidad de producciones que sí se realizaron y las difíciles condiciones en las cuales se hicieron, como si no necesitáramos de la cultura, las ficciones, los relatos, las imágenes, la música para vivir. Nos negamos a sostener esa narrativa de la trivialidad del arte que contribuye a determinados programas afectivos neoliberales, donde el arte es una mera forma de entretenimiento a consumir y no una herramienta vital y transformadora para la vida en comunidad. En efecto, hay festivales y artistas que han encontrado maneras de resistir ante el abandono del Estado y el lugar poco prioritario que ocupa la cultura en las agendas de las instituciones que gestionaron fondos y recursos en esta pandemia.
Este año no llevamos adelante el festival en su formato habitual. Decidimos no realizarlo en las plataformas virtuales que el distanciamiento social obligatorio auspició, pues reconocemos la distribución diferencial de las condiciones de accesibilidad, de conectividad y de recursos técnicos adecuados para gestionar las producciones. Por eso pensamos y construimos otra estrategia para seguir encontrándonos. Reconfiguramos el festival en edición impresa y digital con el objetivo de difundir así las producciones de artistas, activistas, festivales y organizaciones que nos vienen acompañando, así como de nuevas producciones creadas en este contexto. Buscamos posibilidades en otras materialidades de visibilidad y expresión. Creemos que la palabra escrita también hace cuerpo, y que el formato de una revista de difusión cultural es el mejor aporte que podemos dar de nosotr*s en este momento.

El Deleite de los Cuerpos - Diez años

$8.000
El Deleite de los Cuerpos - Diez años $8.000

Año1 - Número 1 - 2020

Editorial

Eloína Coronel: Una cuarentorta cantautora

Lorena Carpanchay: Bagualera de los Valles Calchaquíes

Peter Pank: Una luz capaz de transformar los días venideros

Que nos encuentren juntas: Las minervas de Uruguay

DIVERSIVAL Festival de Arte y Cultura LGBTIQ+ Tucuman

(es)coger es político de Isma Rodríguez

Vivir y querer nuestras vidas Guillermina Huarte

Diario de una Travesti Barby Guaman

 

El Deleite de los Cuerpos cumple 10 años, una década de intervenciones artístico-políticas de la disidencia sexual y corporal; y lo queremos festejar por muchas razones, pero sobre todo porque a putas, tortas, travas, trans, maricas, no binarixs, gordxs, piqueterxs, sudacas, nos encanta la fiesta. También porque celebramos la resistencia que significa estar y haber creado un mundo para encontrarnos a compartir nuestro arte con personas de diferentes ciudades. El Deleite es nuestra excusa para eso. Cuando todo pareciera transcurrir en la ciudad de la furia, insistir en generar festivales en distintos puntos de la región es clave. Es sostén de vivencias, es posibilidad de construir circuitos propios de creación y difusión de arte y pensamiento, es propiciar miradas críticas y activismos situados, es disputar cultura.

Este festival nació con la intención política y afectiva de generar espacios para reunir nuestros existenciarios sexo-disidentes, para propiciar, difundir y disfrutar de nuestras narraciones, de nuestras producciones artísticas. Con el pasar del tiempo es grande el archivo afectivo construido. Multitud de gestos, de roces, de puestas en común, de bebidas y claroscuros van reconfigurando, a veces de manera intangible, este archivo desobediente de las normas de la moralidad sexual en esta ciudad de las campanas, pacata, policial, incendiaria en todos los sentidos. En 10 años que no fueron homogéneos, pasaron muchas personas por la organización, cada quien dejó su huella en este entramado que es nuestra historia. En cada edición atendimos las singularidades contextuales de cada coyuntura y tomamos posición con nuestros cuerpos en las calles, los escenarios, en la gestión y organización, así como en la creación.

Este año, la pandemia recrudeció las vulnerabilidades que nuestras formas de existencia intentan resistir cotidianamente. El capitalismo colonialista en su ferocidad desgarra aún más los vínculos que veníamos construyendo. La precariedad del entre-cuerpos que se trastoca y la acuciante necesidad de sobrevivir parecieran hacer de la disputa cultural algo insignificante o no urgente. Se le exige al campo artístico callar “hasta que pase” o se reconfigure la “nueva normalidad”, invisibilizando la cantidad de producciones que sí se realizaron y las difíciles condiciones en las cuales se hicieron, como si no necesitáramos de la cultura, las ficciones, los relatos, las imágenes, la música para vivir. Nos negamos a sostener esa narrativa de la trivialidad del arte que contribuye a determinados programas afectivos neoliberales, donde el arte es una mera forma de entretenimiento a consumir y no una herramienta vital y transformadora para la vida en comunidad. En efecto, hay festivales y artistas que han encontrado maneras de resistir ante el abandono del Estado y el lugar poco prioritario que ocupa la cultura en las agendas de las instituciones que gestionaron fondos y recursos en esta pandemia.
Este año no llevamos adelante el festival en su formato habitual. Decidimos no realizarlo en las plataformas virtuales que el distanciamiento social obligatorio auspició, pues reconocemos la distribución diferencial de las condiciones de accesibilidad, de conectividad y de recursos técnicos adecuados para gestionar las producciones. Por eso pensamos y construimos otra estrategia para seguir encontrándonos. Reconfiguramos el festival en edición impresa y digital con el objetivo de difundir así las producciones de artistas, activistas, festivales y organizaciones que nos vienen acompañando, así como de nuevas producciones creadas en este contexto. Buscamos posibilidades en otras materialidades de visibilidad y expresión. Creemos que la palabra escrita también hace cuerpo, y que el formato de una revista de difusión cultural es el mejor aporte que podemos dar de nosotr*s en este momento.